Page 243 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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             corazón de Vd. es todo por el bien de la América y persuadido de
             esto he creído que el examen de otras materias pudiera ser mal, y así
             he pensado que me tocaba únicamente obedecer y seguir al genio
             que ha tomado a su cargo nuestra redención.

               Yo me acuerdo que el día que pasé el Desaguadero dije que el
             emprender nuevos compromisos me iba a costar mil disgustos y
             ya empiezo a sentirlos. Por amistad a Vd. y por amor a la patria
             vine a estas provincias contra toda mi voluntad, pues mis deberes
             como colombiano y como general estaban satisfechos en el Des-
             aguadero. Yo creo haber dicho a Vd. que me había de pesar el ve-
             nir a estos países, cuya situación iba a ponerme en compromisos.
             Después de estar aquí y no sabiendo qué hacer sin presentarme
             con un aire aborrecible al pueblo, tomé el camino más noble y
             generoso que fue convocar la asamblea general de las provincias; y
             yo, aunque no sé ni quiero saber estas cosas de los pueblos, veo mi
             paso bajo diferente aspecto que Vd., dice que la convocación de
             esta asamblea es reconocer de hecho la soberanía de las provincias,
             y ¿no es así en el sistema de Buenos Aires en que cada provincia
             es soberana? ¿Salta, Córdoba, Tucumán, La Arrioja, Santafé, etc.,
             etc., no tienen sus gobiernos independientes y soberanos? ¿Por
             qué pues una provincia con 50.000 almas ha de ser allí gober-
             nada independiente y federada, y cinco departamentos con más
             de un millón de habitantes no han de congregarse para proveer
             a su conservación y a tener un gobierno provisorio mientras ven
             si se concentra el gobierno general? Estas son cuestiones que no
             me tocan ni que yo he indicado siquiera, pero son las que tuve
             presentes para pensar que Vd. juzgaba por la necesidad de con-
             vocar aquí una asamblea, que si era para constituir las provincias
             independientes, organizase el gobierno, y si para que fuesen de
             Buenos Aires, que sirviesen como una masa para que a ellas se
             agregaran las demás provincias del Río de la Plata, y forzarlas así
             de un modo suave a entrar en orden. Yo no sabía que hubiera ya
             congreso en Buenos Aires, no creo que lo hay sino en nombre; yo
             estoy ya lidiando con los de por allí y lo veo así.
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