Page 244 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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244 Rafael Ramón Castellanos
En mi triste opinión encuentro haber hecho un servicio al país, a
Buenos Aires y a la América con la convocatoria de esta asamblea.
Estas provincias siguiendo el funesto ejemplo de disolución de
Buenos Aires ya me han incomodado; los cabildos se han creído
representantes de la soberanía en el sistema federal que han con-
cebido, y por fuerza los tengo que mantener en unión. Además
yo vi que Vd. mismo pidió en Guayaquil a una asamblea su de-
liberación respecto a una sola provincia de 80.000 almas. En fin,
mi general, yo puedo haber errado, pero sin intención alguna; al
contrario, mi objeto ha sido complacer a Vd. y servir tanto a este
país como al Perú, y a Buenos Aires y a la América con un paso
que evitaba las facciones y tumultos. Mi decreto está concebido
en cuanto a lo esencial, sobre estas palabras que tengo en dos car-
tas de Vd. “que la suerte de estas provincias será el resultado de la
deliberación de ellas mismas y de un convenio entre los congresos
del Perú y el que se forme en el Río de la Plata”. Confieso que ten-
go una falta de inteligencia en las palabras de política y que sólo
me he guiado por mi sentido común, pero con la mejor buena fe.
Después de todo la tal asamblea sólo tiene poderes para organi-
zar su gobierno provisoriamente, hasta saber en qué quedan Bue-
nos Aires y el Perú; parece una cosa que no puede negársele, el que
ellas se preserven del contagio de disolución de que Vd. mismo
querría guardarlas, y que es tan fácil de entrar en estos países.
Por último he tenido la buena fortuna de que la ocupación de
los departamentos de Potosí y Chuquisaca por los españoles ha
impedido las elecciones y que por tanto no se verificará la reunión
de la asamblea para el 19 de abril, sino el 25 de mayo, para cuyo
tiempo estará Vd. aquí y le dará el giro que quiera al negocio. Esta
gente creo seguirá los consejos que Vd. les dé, y en este caso es me-
jor que esté reunida la asamblea para que haya una deliberación
legítima. Desde ahora sí le advierto que Vd. ni nadie las une de
buena voluntad a Buenos Aires porque hay una horrible aversión
a este vínculo; si Vd. tiene idea de unirlas, puede decir a Buenos