Page 247 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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             tan profunda, tan enteramente sometido a la avasalladora influen-
             cia del Libertador. ¿Qué razones pesaron en el ánimo de éste para
             oponerse de manera tan rotunda a la liberal decisión del Gran Ma-
             riscal de Ayacucho?

               La pregunta, que envuelve el más complicado secreto de la histo-
             ria moderna y está íntimamente ligada a la formación de un nue-
             vo Estado al finalizar el primer tercio del siglo XIX, ha sido inte-
             ligentemente escudriñada por el primer publicista boliviano don
             Gabriel René Moreno, y de su respuesta negativa pudo arrancar la
             conclusión de que Bolivia ostenta indebidamente el nombre refor-
             mado del Libertador; pero faltan en su análisis demasiado severo a
             veces, ciertos elementos de información sin los cuales por fuerza ha
             de acordarse crédito a la conclusión lógicamente desprendida por
             René Moreno, es decir, a que jamás el Libertador tenía derecho de
             prestar su nombre a la nueva nacionalidad.
               Lo que de pronto se ve al examinar los documentos escritos en la
             época sobre este punto y se deduce del testimonio de los contem-
             poráneos del Libertador, como O’Leary, Heres y otros, que positi-
             vamente Bolívar no se sintió satisfecho con la conducta política de
             Sucre en el Alto Perú, sino al contrario, es decir, que vio con recelo,
             desagrado y hasta mal humor su iniciativa de conceder al Alto Perú
             el derecho de decidir sobre sus propios destinos.
               No fueron ciertamente, como algunos pretenden, escrúpulos le-
             gales los que determinaron su enojo: en ese momento su prepon-
             derancia era absoluta en los Estados recién constituidos, y el caso
             de Guayaquil muestra que su voluntad privaba incontestablemente
             sobre las normas del derecho y la jurisprudencia escrita. Lo que más
             bien habría que precisar, y esto con conocimiento de los planes po-
             líticos que en aquellos instantes embargan la atención de Bolívar, es
             que quizá el respeto profundo de Sucre por la libre determinación
             de los pueblos, vino a entorpecer con un nuevo factor de carácter
             netamente sentimental los proyectos de vastas confederaciones que
             se proponía establecer el Libertador, sobre la base de los ahora des-
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