Page 249 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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             el forzado aceptamiento de un acto inconsulto para no verse en el
             duro trance de desautorizar al inferior que lo había realizado; y es,
             por último, y glosando ya las palabras del mismo Bolívar, por no
             dejar mal puesta la conducta de usted, que yo, su jefe, consiento
             en no anular su decreto creador; pero lo modifico, lo cambio a mi
             manera, le pongo mi sello personal.
               Dicho se tiene que esta carta reprobatoria la recibió Sucre el 4
             de abril encontrándose en Potosí, y aunque la consternación de su
             espíritu fue grande, no le impidió, sin embargo, violar, aunque dé-
             bilmente, el acatamiento sin límites hacia el genio del Libertador ni
             dejar de exponer las razones que le habían movido para obrar en el
             sentido que lo hiciera. Y ese mismo día, esa misma hora, mejor, sin
             darse el tiempo suficiente de madurar sus conceptos, sobre caliente,
             respondió a Bolívar mostrándole el disgusto que le produjera la lec-
             tura de su carta y enrostrándole el largo silencio que había guardado
             las veces que le pidiera instrucciones concretas sobre su conducta en
             el Alto Perú. 337
            Bolívar, tiempo después, destella en su objetividad al entender las razones

          para la resolución adoptada y dará el espaldarazo necesario al plan trazado
          por el Mariscal. Sin embargo en Bogotá ha sido otra la resonancia política
          de la diligencia realizada por el Héroe de Ayacucho al frente de las tropas
          colombianas del Ejército Auxiliar del Perú. La sutil desaprobación del Ge-
          neral Francisco de Paula Santander, como encargado del Poder Ejecutivo
          con apoyo posterior del Consejo de Gobierno, es enmarañadora e inusita-
          da, alejada de la realidad, pues la jerarquía que ya tiene el recio combatiente
          y Mariscal lo ubica más arriba de lo que inconsultamente, el gobierno cen-

          tral pretendía al encomendarle una misión diplomática que lo alejaba del
          teatro de los acontecimientos en el Altiplano.




          [ 337 ]_ ARGUEDAS, Alcides.- Historia de Bolivia. La fundación de la República. Ma-
          drid: Editorial América, (s.a.), p. 227-230.
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