Page 151 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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La dimension internacionaL deL Gran mariscaL de ayacucho 151



             Quito; en el reverso: La patria agradecida; y en las bases de ambos
             lados los trofeos militares que sean alusivos a las armas de Colom-
             bia, del Perú y las Provincias argentinas. 207

            Ya con anterioridad el General Sucre había dirigido el 22 de junio anterior
          un trascendental mensaje al General de Brigada Tomás Guido, Ministro de
          Estado del Perú en el Departamento de la Guerra, avisándole recibo de la
          comunicación del 22 de mayo en donde éste le había participado que “la
          división auxiliar que manda el Coronel Santa Cruz quedaba a sus órdenes,
          mientras lo juzgue necesario el Libertador”. 208

            Pero no traspasemos el umbral del éxito más allá de la estrategia, puesto
          que el ideal preclaro del General Sucre en cuanto a la guerra y el perdón, a
          la guerra y la paz, quedó esculpido en pedestal eterno. Leamos una página
          del escritor ecuatoriano Manuel de Guzmán Polanco que dibuja con meri-
          diana claridad el asunto:

               Esotérica combinación de hombres de diversas razas, lenguas y re-
             giones, unidos por el vínculo de su pasión libertaria y por las homéri-
             cas virtudes de sus dos grandes conductores —Bolívar y Sucre— fue
             el ejército de la liberación ecuatoriana. Como que el Viejo y el Nuevo
             Mundo, en apretada síntesis, ¡hubieran aprehendido la trascendencia
             ecuménica de la gesta! Ecuatorianos, chilenos, peruanos, argentinos,
             venezolanos, neogranadinos, ingleses, irlandeses, franceses, rusos, po-
             lacos y españoles mismos había en ese ejército que, entre triunfos y
             derrotas, avanzó desde las soleadas arenas del Pacífico hasta las heladas
             regiones donde querían compartir con los cóndores la gloria de las
             límpidas alturas. Es pues, Pichincha, el vértice de una cruda campaña
             de dos años, recia y sangrante retirada de España, como que ella mis-
             ma hubiera querido buscar un escenario digno de su grandeza ¡para
             rendirse con honor en la capital de los Shyris!



          [ 207 ]_ Ibídem

          [ 208 ]_ Ídem, p. 261.
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