Page 146 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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146  Rafael Ramón Castellanos



             batalla con reciedumbre y resolución irrevocable de conquistar la victoria
             al precio que fuese necesario, pero después del hecho bélico, la dignidad
             resplandece en un Tratado de Armisticio, que no de Regularización de la
             Guerra, normativa esta ya inviolable desde aquellos días de las ratificaciones
             de tales instrumentos en la ciudad de Trujillo, de Venezuela, en 1820. Tal
             vez nunca se detuvo a reflexionar que lo contrario de lo que él operaba des-
             pués de las batallas en las cuales resultaba favorecido, que fueron casi todas,

             menos la de Yaguachi, le podría significar a él una derrota en que pudiese
             suceder que lo tomasen prisionero. El historiador ecuatoriano Hugo Ale-
             mán hace la siguiente estimación en tal sentido:
                   En realidad si algún fracaso lo hubiese entregado en poder del
                 enemigo, se habría decretado su fusilamiento sin más trámite...
                 En cambio cuando la victoria ciñó a su frente los laureles de Pi-
                 chincha concedió blanda capitulación a los vencidos. Primera-
                 mente la delicadeza de su corazón no le permitía ensañarse con
                 los desafortunados y luego, porque jamás gustó de la maligna
                 voluptuosidad de sacrificar vidas humanas. Consideró enton-
                 ces que restos de las fuerzas españolas aún podrían ofrecer una
                 tenue resistencia, atrincheradas en el Fortín del Panecillo, y no
                 estaba en su ánimo contribuir a la segazón de mayor número
                 de existencias entre sus tropas y las del adversario. En toda su
                 carrera de guerrero trató siempre de ahorrar innecesarios derra-
                 mamientos de sangre. Sólo cuando no le fue posible evitarlas,
                 hubo de sostener cruentas luchas. 196
               Cuánta magnificencia la del caudillo patriota. Terminada la batalla aceptó
             las proposiciones del general Melchor Aymerich, Mariscal de Campo del
             Ejército Español y Capitán General en lo atinente a una rendición total de
             algunos Cuerpos aún organizados. Una de ellas, establece que




             [ 196 ]_ ALEMAN, Hugo.- Sucre parábola ecuatorial. Caracas, Comisión Nacional del
             Bicentenario del Gran Mariscal de Ayacucho, 1995 p. 209-210.
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