Page 141 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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            Cualquiera que haya seguido los pasos de Antonio José de Sucre ha de
          observar el dilatado y acelerado cultivo de la experiencia que exhibe. Tiene
          apenas 27 años de edad y ya ha concretado el nacimiento corpóreo del
          Derecho Internacional Americano, a lo cual va agregando ejecutorias de
          magnitud conformadora de repúblicas. ¿Cuándo y con qué tiempo Anto-
          nio José de Sucre ha podido estudiar las diferentes fuentes de la legislación
          de España, Francia e Inglaterra e interpretarlas tan palmariamente sin me-
          noscabar nuestra idiosincrasia, precisando la manera que más convenía a
          los americanos? Esta es una pregunta que ha puesto a meditar a más de un

          biógrafo, pero continuemos el historial del momento. En la misma ciudad
          de Cuenca decreta y pone en ejecución algunas normas inconfundibles so-
          bre deserción, operaciones militares, Hacienda Nacional y rentas.
            Sus fuerzas están perfectamente sincronizadas y lo acompañan oficiales y

          soldados de varias regiones del continente.
            No escapa a su formación castrense ningún factor por pequeño que sea y
          está siempre ávido de nuevas metas para sus funciones. Sin embargo el 31
          de marzo desde su Cuartel General en Cuenca enfrenta una crisis debida
          a la amenaza del Jefe argentino coronel Andrés Santa Cruz, de la División
          del Norte del Perú, al no aceptar unir sus fuerzas a las de Colombia, pero
          Sucre la maneja con una incalculable pasmosidad, aunque severamente do-

          minante, porque así lo inspira el momento y la gravedad del propósito, y en
          carta del 1° de abril le expresa al General José de San Martín que:
               si la atención de los intereses particulares hace olvidar el de los
             Estados amigos cuando estamos mutuamente socorridos, es preciso
             retribuir la misma conducta que para nosotros el expresarla sólo es
             bochornoso; pero permítaseme decirlo, he observado de una falta
             de consideración que nosotros no podíamos consentirla, sin con-
             sentir primero en la muerte del último ciudadano. 193




          [ 193 ]_ Archivo de Sucre, Tomo 2, p. 93.
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