Page 138 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
P. 138

138  Rafael Ramón Castellanos



                 hayan ligado por relaciones tan estrechas que forman dos fami-
                 lias llamadas a ser “amigas y hermanas en la paz”; pero como el
                 mensaje de V. S. nos quita hasta las ilusiones de esta paz anhela-
                 da, si ella no se adquiere con las armas, es el tiempo de decir a V.
                 S., que su llegada ha terminado los motivos que nos indujeron a
                 la tregua ajustada en 20 de noviembre, y de poner en ejercicio el
                 párrafo 3°, y habiendo las tropas españolas quebrantado abierta-
                 mente el artículo 7°, saliendo del teatro de sus operaciones que
                 clara, franca y lealmente expliqué y convino el antecesor de V.S.,
                 nuestra dignidad sería ofendida sufriendo una conducta sinies-
                 tra, y por lo tanto preferimos declarar con la misma claridad,
                 franqueza y lealtad, que esta infracción del armisticio nos ha
                 colocado en estado de guerra. 190

               En tanto la población de Guayaquil se inquieta ante tales contingen-
             cias y el 24 de febrero Sucre la tranquiliza entusiastamente y dicta unas
             previsiones de guerrero y diplomático que contribuyen a restablecer la
             calma en unos y la luz de la comprensión en otros. El bando es el si-
             guiente:
                   Teniendo en consideración que el trastorno del orden público
                 en esta ciudad, ha sido originado de las amenazas con que los
                 jefes españoles afligieron el vecindario al tiempo de su retirada
                 y debían de restablecerse el sosiego y la tranquilidad, bajo las
                 benéficas leyes de la República y con la protección de las armas
                 de la División Libertadora, ha venido en decretar lo siguiente:
               1.Los  emigrados  americanos  o  españoles  que  por  algunos  temores
             hayan salido de esta Capital en seguimiento de las tropas enemigas,
             pueden volver a ella con una seguridad absoluta de que sus opiniones

             pasadas y sus servicios A su llegada prestarán el juramento de fidelidad
             y obediencia a las leyes de Colombia y a los Magistrados.




             [ 190 ]_ SUCRE, De mi propia mano. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1981, (vol. 90) p. 52-53.
   133   134   135   136   137   138   139   140   141   142   143