Page 39 - La Campaña de Quito
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38                                              La Campaña de Quito (1820-1822)



               ¿En qué punto efectuar la reunión? Con mucha meditación y en
          términos que consultan la situación del enemigo, el terreno y la situación
          y medios de que disponen cada una de las divisiones que van a formar su
          Ejército, designa la región del pueblo de Saraguro.
               Este lugar, en efecto, se encuentra a 175 kilómetros de Cuenca, pun-
          to más avanzado que ocupa el enemigo; presenta adelante una serie de
          quebradas y cursos de agua fáciles de ser defendidos en el caso, aunque
          improbable, de un ataque del norte; cubre las comunicaciones con la cos-
          ta, por Machala, y al sur con Loja, que en caso necesario puede constituir
          una base en lugar de Guayaquil, y, por último, ofrece a sus espaldas una
          región con bastantes recursos por lo mismo que la guerra no ha llegado
          a ella.
               A la acertada elección hay que agregar el cuidado que se pone en
          los detalles de la ejecución, traducido en el hecho singular de que ambas
          divisiones alcancen Saraguro el mismo día.
               La segunda parte del plan de operaciones contempla la ofensiva so-
          bre Quito, tomando como primer objetivo las fuerzas realistas de Cuenca.
               El ejército ocupa este lugar el 21 de febrero y en él permanece —al
          tiempo que el enemigo se retira al norte, hasta el 28 de marzo en que
          recién continúa su avance. ¿Por qué esta larga permanencia dando a en-
          tender que Sucre conduce una ofensiva floja o que simplemente ha per-
          seguido un objetivo geográfico?
               La necesidad de disciplinar las últimas altas, de dar a las tropas el
          descanso conveniente y, en fin, de proveerse de elementos de movilidad
          y otros recursos, exigía una detención de algunos días en la ciudad, pero
          solo de algunos días; porque un tiempo mayor significaba dejar al enemi-
          go en completa libertad para seguir retirándose, recibir refuerzos (como
          efectivamente sucedió), u organizar una resistencia seria hacia al norte.
               Estudiando la cuestión dentro de este orden de causas, no es posible,
          pues, hallar las razones que tuvo el comando para prescribir esa larga
          permanencia del ejército en Cuenca. En consecuencia, habrá que buscar
          los motivos en el campo político, ya que pasar por alto la investigación al
          respecto, sería dejar en pie el cargo más o menos grave que hasta ahora
          puede resultar contra el comando por esa falta de rapidez en las ope-
          raciones, precisamente en circunstancias que ella se imponía con más
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