Page 34 - La Campaña de Quito
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Felipe de la Barra 33
Durante este período de las operaciones, Tolrá renunció el man-
do siendo reemplazado por el coronel López; igualmente el general
Aymerich se había hecho cargo otra vez de la presidencia de Quito
por muerte de Murgeon, y por último, otros sucesos de importancia
habían hecho más favorable la situación de la guerra para los patriotas,
si bien ellos no influyeron, en un principio, en las decisiones de Sucre
porque este los ignoraba.
En efecto, el general La Mar, que como es sabido desempeñaba la
comandancia de armas de Guayaquil, aprovechándose de sus antiguas
relaciones de amistad con los jefes realistas, había trabajado incesante-
mente hasta conseguir que las fragatas “Prueba” y “Vengaza” y la corbeta
“Alejandro” que bloqueaban el puerto, fueran entregadas a los patriotas
por el comandante de la escuadrilla capitán Villegas. Finalmente, Bolívar
había librado por el norte la Batalla de Bomboná (7 de abril), que aunque
no fue decisiva consiguió el fin estratégico propuesto de fijar a la división
García, impidiéndole que pudiera reforzar a las tropas del sur que opera-
ban contra Sucre.
Mientras los realistas continuaban su retirada en la dirección de Ma-
chache, el ejército patriota, después de la acción librada por la caballería,
ocupó Riobamba hasta el 29 de abril en que siguió a Ambato y luego a La-
tacunga que alcanzó el 2 de mayo. En este punto se incorporó al ejército
el batallón Alto Magdalena, enviado por Bolívar; anteriormente lo había
hecho en Alausi la fracción que restaba del Paya, de suerte que estos re-
fuerzos aumentaban los efectivos de la infantería en unos 800 hombres.
En Latacunga permaneció el ejército hasta el 12 en que continuó su
marcha por el camino de Limpiopungu, al oriente del camino principal
a Quito. Se proponía Sucre con este movimiento caer sobre la línea de
comunicaciones del enemigo que en esos momentos ocupaba las fuertes
posiciones de Jalupana y Viudita, situadas al norte de Machache y domi-
nando precisamente el camino que conducía a la capital.
El 16, después de haber pernoctado en las heladas faldas del Coto-
paxi, por donde seguía el camino de Limpiopungu, descendió al valle de
Chillo, acampando en el pueblo de este nombre, situado a 20 kilómetros al
sureste de Quito. Pero no obstante las precauciones adoptadas por Sucre