Page 45 - Guanipa-Endenantico
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Earle Herrera
pueblo y apagaba con su ulular mecánico el natural canto de
los gallos. El camión ya había arrancado, seguido de un grupo
de militantes que no llegaba a multitud, al menos como las que
acostumbraban a recibir o a despedir al Comandante Chávez.
Los aplausos eran correspondidos con saludos y besos al aire.
Atravesamos la avenida principal de El Tigrito, con
gente salpicada a ambos lados de la vía. A la altura de los si-
los de Aguanca, el presidente me dijo: “Tú que eres profesor,
¿cuántos puntos le pondrías a esta caravana?” Sobre la plata-
forma del camión estaban el vicepresidente para Oriente del
partido, Aristóbulo Istúriz, y el gobernador de Anzoátegui,
Tarek William Saab. Pensé, agarrado fuera de base: “Y me lo
viene a preguntar a mí precisamente, ¿cuál será el piquete de
la preguntica?”. Eché un vistazo a ambos lados de la carretera,
miré montoncitos de gente por aquí y por allá, y respondí: “14
puntos, Presidente”. Su reacción fue tajante:
–¡Qué clase de profesor eres tú, chico!
¡Esto no llega a 07!
Lo demás fue silencio hasta que llegamos a la Cruz de
los Chóferes y tomamos la Francisco de Miranda. El presidente
saludaba a la gente, ahora sí más nutrida, sonreía y, al mismo
tiempo, nos lanzaba un discurso sobre organización, com-
promiso, responsabilidad y disciplina. Sin mayor problema,
llevaba como tres discursos paralelos. Uno también saludaba a
la gente, sonreía y escuchaba atentamente al Comandante, no
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