Page 42 - Guanipa-Endenantico
P. 42

Guanipa Endenantico


            el anca de un caballo, un burro o una mula. Con la llegada a
            esos pueblos de la modernidad, se las empezaron a llevar en

            el palito de una bicicleta. ¡Se la robó fulano!, chismorreaba la
            gente de ventana a ventana, mientras el Don Juan pedaleaba
            calle abajo, en busca de sabana.


                  Eran días difíciles y el amor era exigente. Pedalear ocho
            o diez kilómetros con una muchacha en el palito, que por lo
            general era rellenita, bien maiceadita, a lo mejor (o para peor)
            con un viejo atrás disparándote con una escopeta morocha,

            exigía un esfuerzo atlético casi sobrehumano. A tal punto, que
            el llegar al lugar de los hechos o nido de amor, el agotado y
            exhausto galán tenía que posponer sus apremios conyugales
            para el otro día. A menos que quisiera forzar la máquina y

            correr el riesgo de un infarto amatorio. Así eran las cosas, diría
            el viejo cronista Oscar Yánez.

                  Pero, ¿qué tiene que ver el Comandante Hugo Chávez

            con todo esto? Mucho. En primer lugar, porque él también
            fue un bicicleteador fiebruo. Incluso, ya de presidente, tomó
            prestada la bicicleta de un chamo y al pedalearla en el patio
            de una casa o en un corral, la máquina se partió en dos bajo

            su peso (no se informó si la pagó). También porque aquí, en el
            sur de Anzoátegui, recorrió el circuito ciclístico que se conoció
            como “La vuelta a Tank-Farm”. Esta era una de las carreras
            de bicicleta que los aficionados esperaban cada año. Allí se

            confrontaban los mejores pedalistas de la zona, algunos de
            ellos de talla nacional e internacional. Si la memoria no me



                                        42
   37   38   39   40   41   42   43   44   45   46   47