Page 49 - Guanipa-Endenantico
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Earle Herrera


                  Los que saben de las viejas historias del pueblo viejo, le
            acotan al relato de Calazán Guzmán que el palito también se

            llamaba “Luchador” porque después de echarse tres guamazos,
            usted era capaz de luchar con el que se le atravesara, excepto
            con su pareja cuando en la alta madrugada le abría puerta con
            cara de luchadora.


                  Cuando concluí mi relato, el presidente Chávez salu-
            daba a la multitud apretujada a ambos lados de la Avenida
            España, recibía papelitos, lanzaba besos, sonreía y le hacía

            reclamos a sus compañeros del camión. Como interlocutor, el
            Comandante es una ametralladora de preguntas. Y no acepta
            que uno se quede callado, hay que responderle. Es recomen-
            dable tener buena memoria o buenos caletres. Yo apelaba a

            ambos recursos. Cuando me preguntó sobre otras actividades
            distintas del petróleo en el desarrollo tigrense, recordé los
            datos del insigne geógrafo Manuel Pérez Vila. Entonces se los
            suministré atropelladamente, ahora los puedo ordenar en la

            reconstrucción de la escritura. En su obra Aspectos geográfi-
            cos del Estado Anzoátegui, apunta el maestro Pérez Vila que
            para 1950 “en El Tigre funcionaban 366 casas comerciales de
            diferentes ramas. También funciona en la misma localidad

            una Cámara de Comercio”. Es decir que, ya para la fecha, o
            mucho antes, El Tigre había dejado de ser un obligado cruce
            de camino y descanso entre Ciudad Bolívar y Barcelona, o
            tomando la  referencia acuática, entre el Caribe y el Orinoco.







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