Page 175 - Guanipa-Endenantico
P. 175
Earle Herrera
CAREGATO
¡Cómo no iba a impresionarse! ¡Cómo no iban a impresionarlo
los trece hipopótamos de acero que comenzaban a moverse
parsimoniosos y hambrientos, llenos de horribles ruidos los
vientres estrambóticos! Caregato los miraba con los ojos de
este tamaño desde el chaparro en que estaba encaramado, el
corazón en la garganta y sin saber qué se le habían hecho los
granos. En ese momento recordaba que su padrino le había
dicho más de una vez: “Vaina jodía una fiera con hambre,
Caregato”, y las piernas increíblemente flacas con su temblor
hacían que las hojas del chaparro emitieran un ruido de ce-
pillo de hierro que daba escalofríos. Cuando los tres bichos
empezaron sus tronidos creyó que era fin del mundo y todos
sus doce años se arrepintieron de haberse quedado allí. No
había querido perderse ese espectáculo y ahora sentía unas
ganas enormes de estar lejísimos. “Vaina jodía una fiera con
hambre, Caregato”. Y Caregato sentía que una bola gelati-
nosa le subía desde algún oscuro rincón de las tripas hasta
la misma garganta. ¿No será esa bola lo que está pensando
Caregato? ¿No serán los granos que desde hace un rato no se
los siente por ninguna parte? ¿No…?
175