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Earle Herrera

CARLOS URRIETA O LA REVOLUCIÓN

Aunque T. S. Eliot creía que siempre abril es a veces cruel,

como este 19 lluvioso y huracanado, cuando Francini Jiménez
la víspera y Roberto Malaver en la mañanita, me informan de
la muerte de Carlos Rafael Urrieta. La última vez que lo vi
estaba yo en una clínica.Me exigió que me levantara de allí.
Le hice caso. Carlos, en cambio, tomó la decisión inconsulta

de emprender un viaje extraño y dejarnos con esta tristura
en la estación.

“No lo escuché, pero agradezco que el Presidente haya

recordado mi participación en esos días históricos”. Esto me dijo
cuando le comenté que Nicolás Maduro, hablando del día en
que el comandante Chávez salió de prisión, relató: “Ese día lo

esperamos en Los Próceres tres personas: Cilia, Carlos Urrieta
y yo”. Así es, acompañó al Comandante desde la fundación
del MBR-200, hasta que la línea abstencionista bifurcó sus
caminos, no sus sueños.

Nació en El Tigrito y allí crecimos juntos. Por 1967 me
convocó a paralizar toda Cumaná. “Ordenes de las fuerzas
insurgentes”, dijo. Desde la UDO, anduvimos de liceo en liceo

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