Page 54 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo
La libertad de expresión pasaba por la discrecionalidad de
Recadi a la hora de otorgar las divisas para papel, insumos
y repuestos que requerían la prensa, la radio y la televisión.
El visto bueno provenía siempre del Palacio de Miraflores,
donde la entonces secretaria privada del presidente (luego
su esposa) tenía la última palabra.
La Oficina de Régimen de Cambio Diferencial, crea da
durante el gobierno de Herrera y mantenida por Lusinchi
todo su quinquenio, era un auténtico laberinto organiza-
cional. Quizás, un laberinto preconcebido perfectamente
calculado. Esta oficina reflejaba y repetía toda la estruc-
tura administrativa y burocrática del Estado. Al respecto,
el exministro de Planificación de Carlos Andrés Pérez, el
economista Gumersindo Rodríguez, en su libro ¿Era posible
la Gran Venezuela?, escribió con suficiente conocimiento
de causa:
El exhaustivo aparataje de controles montados terminaba
quedando sometido a la discrecionalidad de algunos
funcionarios públicos, quienes directa o indirectamente
eran capaces de conducir exitosamente cualquier inicia-
tiva a través del laberinto de regulaciones existentes; sur-
gieron multitud de oportunidades de corrupción y, en
consecuencia, infinidad de corruptos y corruptores. De
esta forma muchos de aquellos funcionarios que tenían
potestad de conceder permisos, fijar precios, conceder li-
cencias, otorgar créditos, a inferir exoneraciones, asignar
dólares preferenciales, reconocer deudas privadas, adju-
dicar contratos y, en términos generales, dispensar cual-
quier tipo de privilegios o ventajas especiales, adquirían
más poder en la medida en que fuese más intrincada
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