Page 407 - Fricción y realidad en el Caracazo
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earle herrera


                  —Que es lo que siente el soldado cuando le matan al
              compañero, allí entra a un nivel bien primario: mataron
              a mi amigo, que estaba al lado mío, me pueden matar a
              mí; se agrega ese elemento final, odio, y dispara y además
              lo hace con rabia, no es solo el cansancio, la tensión ni el
              miedo, es el elemento de querer vengar al amigo que le
              mataron y queda implícito que eso le puede pasar a él.
              Por eso descargó veinte tiros contra la turba que venía, vio
              a esa turba como su enemigo. Una turba de gente igualita a
              él, de gente pobre. Porque él era un recluta, quizás campe-
              sino, lo habían traído de un centro de adiestramiento del
              interior de la ciudad y lo soltaron allí.
                  —Tú utilizas un recurso allí, que es la descripción
              muy detallada de las armas, de las balas. ¿A qué se debe
              eso de las armas, de los proyectiles?
                  —Eso tú lo vas a conseguir a lo largo de mis narra-
              ciones. Hay gente que dice que yo escribo de una manera
              muy cinematográfica, que te permite visualizar las cosas
              rápidamente, yo nunca he  caído en descripciones muy
              grandes, la nube, la orilla, no. Yo trato de dar con los ele-
              mentos que te hagan entrar en ambiente. Eso te ayuda
              de inmediato, te da como una identificación; yo trato de
              llamar las cosas por su nombre.
                  —¿Eso te viene de tu formación policial o de tus
              lecturas policiacas?
                  —Me viene por una parte desde pequeño, porque em-
              pecé a tener afición por las armas, a gustarme el tema,
              a saber de eso y a conseguirme con disparates que me
              daban mucha rabia. Cosas que te consigues hoy día en la
              prensa, tú lees las crónicas rojas y dicen: «delincuente des-
              cargó los 15 tiros de su revólver, o al delincuente se le cayó
              el cargador del revólver».

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