Page 383 - Fricción y realidad en el Caracazo
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earle herrera
explicar esos dos grados que no existían? Esos dos grados
nos llevaron a ponernos a la par del resto del continente, y
nosotros que nos creíamos superiores, económica y políti-
camente, una cantidad de cosas, de la noche a la mañana
vernos confrontados con nosotros mismos y ver que los
peruanos, los chilenos, los salvadoreños, los colombianos,
los guyaneses, todos son iguales a nosotros; mejor dicho,
nosotros somos iguales a ellos.
Eso de alguna manera impactó muchísimo, porque
siempre se veían los golpes de Estado, los saqueos, como
algo lejano que pasó por allá, por Manila, en El Salvador,
pero que estuviera pasando en tu propia ciudad, que de
repente un hijo tuyo, un hermano, tu papá, alguien, tu
mejor amigo, estuviera saqueando y de repente te dijera
«oye, estuve en un saqueo», o que se dieran cosas como
un policía en Caricuao que forma parte de la novela, que
debe estar en uno de los capítulos, un policía que no pudo
impedir un saqueo entonces, por un altoparlante de la ra-
diopatrulla se puso a dirigir el saqueo, «por favor, saqueen
con orden», decía el tipo, «dejen que entren primero las
damas, las mujeres embarazadas, los niños»; es decir, un
saqueo en el cual, a la inversa de un naufragio de un barco,
saquean primero los niños, las mujeres, orden en el sa-
queo; eso es el colmo de los colmos de los colmos, es el
absurdo llevado al límite, a ningún escritor se le ocurrirá
una cosa de esas porque piensa que escribir sobre eso, decir
algo de eso, es caer en lo inverosímil, pero a la realidad
no le importa si es inverosímil, y allí se vieron cientos,
miles de historias inverosímiles. Yo que me pasé varios
días recogiendo historias, logré recoger algunas que en
verdad me impactaron y me interesaron, y las convertí
en crónicas, y creo que salieron allí, en El Diario de Caracas,
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