Page 379 - Fricción y realidad en el Caracazo
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earle herrera
cerebro probablemente, como si fuera la primera vez que es-
taba viendo las cosas, y de hecho eso me llevó a escribir La
comedia urbana. Fue el truco técnico para encontrar todos
esos materiales y construir la novela y también las crónicas.
El asunto está en que yo veo la cotidianidad y siempre trato
de verla como si estuviera asistiendo por primera vez a eso
que estoy viendo, aunque sea algo que suceda con mucha
frecuencia en mi ciudad o en mi país. Pero la técnica de
ver con ojos de turista como yo la llamo, la complemento
con el trabajo literario o la puesta sobre papel, hecha con
el corazón, es decir, viviendo desde adentro. Entonces los
hechos cobran una doble significación, porque es la del tes-
tigo que participa y la del que lo ve desde afuera. O sea, se
hace coincidir la visión del turista con la del periodista, la
de quien ve desde afuera las cosas y se asombra y la del que
sobre ellas escribe profesionalmente.
—Me parece que el nombre de tu columna era como
premonitorio; tú venías escribiendo tu crónica sobre la
desesperación urbana y de repente la ciudad de Caracas
te dijo: «la desesperación no la has visto todavía».
—Exactamente.
—¿Crees que el periodismo puede convertirse en
novela, cuento, en literatura?
—Yo iría más allá, te diría que de hecho ya es literatura
cuando está bien hecho.
—En tu crónica sobre el Caracazo, «Calma tensa»,
cuando haces el registro de la forma en que la gente
empezó a expresarse, denominas esa forma de hablar
«vocabulario de náufragos». ¿Por qué de náufragos?
—Bueno, eso era un poco como una imagen. Siento que
el país ha venido avanzando, y para ese momento lo sentía,
hacia una decadencia no acelerada, nosotros parecemos más
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