Page 376 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo


            de todas las edades: hubo un impacto muy fuerte porque
            aquello que siempre se decía, de que «cuando baje la gente
            de los cerros y tome la ciudad», había ocurrido, estaba ocu-
            rriendo. Eso fue una situación que impactó mucho, sobre
            todo el hecho de ver lo de los saqueos, como el que hubo
            en San Bernardino, que no fue a un automercado, no fue
            por algo de comida o de salud sino a un centro comercial,
            a Supervolumen, un lugar en el que la gente saqueaba te-
            levisores, equipos de sonido, etcétera. Siento que esas imá-
            genes impactaron demasiado a la colectividad y la gente
            se sintió sobrepasada en su capacidad nerviosa y percep-
            tiva, de los acontecimientos y de las circunstancias. En-
            tonces los propios periodistas y escritores que estábamos
            viviendo esa situación, nos vimos inmersos y sobrepasados
            en nuestra capacidad de asombro.
                Los periodistas y los escritores nos sentimos saturados
            por todo aquello, golpeados al máximo en nuestra sensibi-
            lidad y los reporteros le dieron rienda suelta, como tú se-
            ñalas, a una especie de vocación literaria que estaba por
            allí sumergida, y dejaron salir al escritor reprimido que lle-
            vaban dentro. Pero resulta ser que entonces los escritores lo
            hicimos a la inversa, dejamos salir al periodista que llevá-
            bamos reprimido. Hubo como una confluencia del presente
            histórico, que vendría a ser representado por los escritores
            que podemos escribir en un presente permanente, con el
            presente de la actualidad y de la inmediatez del periodismo.
            Y ya no era una noticia lejana, ya no era un hecho externo,
            ajeno, ya no era «se murió un príncipe de yo no sé dónde, un
            terremoto en China y murieron doscientos mil personas»;
            eran cosas que estaban pasando demasiado cerca.
                —Tú dices que hasta cierto punto el periodista dejó
            salir, le dio rienda suelta al escritor latente que cada

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