Page 276 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo
No dice cómo, cuándo y de qué manera la debemos es-
cribir (amar). Con que ella quede justificada y libre, le da
lo mismo ser recordada mediante un sacudón o las cuitas
de un boy scout en su primera excursión al cerro La Bom-
billa. Por otra parte, no conozco ni conoceré un código
donde se diga cuáles son los motivos válidos y cuáles los
no admitidos y rechazados por la poesía.
El poeta recuerda que nació en Caracas, la ciudad
que se le hace evidente en el rechazo y el amor. Acerca
de la gente que bajaba de los cerros el 27 de febrero de
1989, lo que sintió fue solidaridad. Mientras las clases di-
rigentes vieron en la revuelta popular el resentimiento de
las masas, la venganza del pueblo excluido, Osuna com-
para el acontecimiento con una gesta histórica, con el co-
raje de la Caracas de 1810, la que lanzó su primer grito
de independencia. Si escribir poesía sobre hechos inme-
diatos, actuales, no es lo más frecuente en la creación li-
teraria, hacerlo responde también a la libérrima decisión
del escritor, «a la arbitrariedad que ejerce todo creador, llá-
mese poeta, pintor o narrador al utilizar los medios que le
permiten ofrecer su testimonio respecto a sucesos capaces
de conmoverlo».
De los sucesos capaces de conmover al poeta William
Osuna, el Caracazo es uno de esos que dejan marcas in-
delebles en la mente y el espíritu. Políticamente, Osuna
ha luchado con y por esa gente que bajó de los cerros.
En lo vital y existencial, viene de una parroquia —Santa
Rosalía— que desde el centro de la ciudad se extiende
a los suburbios y trepa a Los Sin Techo. En lo literario, ha
construido verso a verso una poética urbana en la que no
cabe la ciudad que habita golpe a golpe, valga la paráfrasis
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