Page 74 - El Reportaje, el ensayo
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capítulo v
                                                           pq El Nuevo Periodismo
             de la historia de los pueblos. El reino de este mundo, por ejemplo, está
             basado en la realidad: una realidad mágica, mitológica y auténtica, lo
             que Carpentier llamó lo real-maravilloso. En cambio, buena parte de
             la juventud norteamericana de los años sesenta encontró lo maravi-
             lloso en el LSD. Wolfe fue cronista de ese mundo. Y está en su ley.
               Pero no son, al fin y al cabo, las excentricidades y desplantes de
             Wolfe lo que interesa, sino lo positivo que tuvo y tiene el Nuevo Pe-
             riodismo y los riesgos que entraña.



             la distancia entre dos Puntos

             Entre el viejo periodismo “objetivo” y el Nuevo Periodis mo la distan-
             cia más corta no es una pirámide invertida, aunque a veces lo parezca
             pero ello no es más que un espejismo. La invitación de Wolfe, al final
             de la primera parte de su libro, es sugestiva pero puede resultar una
             trampa. El autor de La izquierda exquisita expresa o proclama:


               …Dejemos que el caos reine (…) Más alta la música, más vino (…)
               Al diablo con las categorías (…) El travesaño superior es del primero
               que se agarre a él. Todas las viejas tradiciones han quedado exhaustas,
               y ninguna nueva se ha afirmado todavía. ¡Se anulan las apuestas! ¡de-
               saparecen las desigualdades! ¡el baile está abierto a todos! (…) ¡todos
               los caballos están dopados! ¡la pista es de vidrio! (…) y de tan glorioso
               caos puede surgir, de la fuente más inesperada, algunos nuevos y grue-
               sos y bonitos Cohetes Titulares Periodísticos que inflamarán el cielo .
                                                                        10
               No lo dudamos, como tampoco de la belleza del párrafo. Pero al
             reino de ese cielo no entrarán los pobres de espíritu, es decir, los imita-
             dores y los crédulos en un golpe de suerte. Muchos aspirantes a poetas
             creyeron que con el verso libre podían llegar a ser poetas. Inutiliza-
             ron cerros de papel. Muchos pichones de narradores vieron su gran



             10  Tom Wolfe. Ob. cit., p. 56.
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