Page 73 - El Reportaje, el ensayo
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El reportaje, el ensayo
                              qp Earle Herrera
             de la novela de no-ficción, en los últimos años han aparecido numero-
             sas y exitosas novelas sin entrar en esa categoría. Cuando digo exitosas
             me refiero al aspecto literario. En cuanto al gusto del público y al nivel
             de ventas, ya es un problema de saberse adaptar a la pautas de la in-
             dustria cultural. Además, el afán de pelearse con los literatos resucita
             una vieja polémica que vuelve a plantear el asunto de las fronteras y de
             los géneros entre ambas disciplinas, lo que entraña una contradicción
             con la esencia misma del Nuevo Periodismo. Recuérdese que el mismo
             Tom Wolfe exclamó: “¡Al diablo con las categorías!” .
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               El libro de Wolfe, guardando la respetable distancia, recuerda
             un poco a los manifiestos surrealistas y él, hasta cierto punto, fun-
             ge como el André Breton del Nuevo Periodis mo. Por ello no es
             extraño que Michael Johnson lo considere un periodista poeta y
             surrealista. Wolfe, una especie de Pope del Nuevo Periodismo y tal
             cual lo hizo Breton en el Primer Manifiesto, realiza una lista de las
             obras y autores que pueden considerarse nuevos periodis tas. Por
             ejemplo, Mailer lo sería en Los ejércitos de la noche pero no en Un
             sueño americano y en ¿Por qué estamos en Vietnam?, que son, siempre
             según Wolfe, “dos novelas ineptas” . Esto trae a la memoria la lista
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             de surrealistas del Primer Manifiesto, donde se incluía a Víctor Hugo
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             pero “cuando no es tonto” .
               Tal vez el paralelo no lo perdonen los literatos pero son pistas
             que uno encuentra. Si Breton viviera detestaría al Nuevo Periodismo,
             sobre todo por no terminar de romper con la realidad y, más todavía,
             por reconocer su deuda con la “odiosa” novela realista. La novela de
             no-ficción, para Breton, sería poco menos que abominable, al igual
             que Wolfe despotrica contra García Márquez (periodista, por cierto) y
             Jorge Luis Borges (anti periodista), por su apego al mito y a la fábula.
             Wolfe con ello demuestra que conoce muy bien la cultura pop pero no
             la latinoamericana, en la cual mito y realidad forman parte profunda



             7    Ibíd., p. 56.
             8    Ibíd., p. 45.
             9    André Breton. Manifiestos del surrealismo. Madrid, Ediciones Guadarrama S.A., 1974, p. 45.
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