Page 101 - El Reportaje, el ensayo
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El reportaje, el ensayo
                              qp Earle Herrera
               cabida la sensibilidad, el imperio del gusto y la penetración estética.
               En el filosófico, de nuevo el conocimiento; no de erudición histórica,
               sino intemporal. Erudición de esencias .
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               Vemos pues que el ensayo, cuando enfoca problemas sociales o histó-
             ricos, al igual que el reportaje tiene “asentamiento firme en la realidad”.
             Y esto –habrá que repetirlo– no está en absoluto reñido con la búsqueda
             de una dimensión estética, que es lo que hace que el ensayo capte y man-
             tenga la atención del lector, no sólo por lo que instruye o comunica, sino
             por el placer espiritual que brinda su lectura, por la fuerza que emana de
             la palabra y el estilo de quien escribe.
               Los temas del ensayo y del reportaje están en el hombre y en sus cir-
             cunstancias, en el proceso de la vida, aunque el ensayo trasciende ese mar-
             co –si me permiten el término– cuando toca las fronteras de la filosofía.




             el ensayista y el Periodista

             Hablar del reportaje y el ensayo conduce inevitablemente a sus reali-
             zadores: el periodista y el ensayista. El estereotipo nos presentaría a
             este último como al escritor sedentario, a mitad de camino entre el
             poeta y el filósofo, de académico perfil profesoral, hombre de razón
             y pasión más que de acción. El periodista sería el hombre nómada,
             agitado y ágil, curioso y hasta impertinente, inmerso en el torrente
             cotidiano, fotógrafo de la realidad pero sólo de la realidad que está allí,
             bajo sus narices, tangible y comprobable.
               Pero éstos no son más que perfiles de estereotipos. El periodista es
             un hombre de pensamiento sin dejar de ser de acción, como el ensayista
             es un hombre de su tiempo y escribe de su tiempo con ojos del presen-
             te, para decirlo con Sartre, y va hasta donde haya algo que le interese.
             “Un ensayista introduce la vida –y aun su propia vida– en la reflexión” ,
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             7    José Edmundo Clemente. Selección de ensayistas argentinos. Buenos Aires, Editorial Kape-
                 lusz, S.A., 1974, p. 28.
             8    Guillermo Sucre. Prólogo a Comprensión de Venezuela, ob. cit., p. 7.
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               z colección warisata
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