Page 38 - Agroecologías insurgentes en Venezuela Territorios, luchas y pedagogías en revolución
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38 | Agroecologías insurgentes en Venezuela
de extraordinaria riqueza, conformado por granos, leguminosas,
amarantáceas, hortalizas, tubérculos y raíces, fibras vegetales, maderas,
resinas y aceites, nueces y frutas, los cuales constituyeron el fundamento
de la vida social venezolana desde el siglo XVI hasta mediados del
siglo XX (Sanoja, 2011).
Hoy nos encontramos ante una realidad agroalimentaria producto de
las transformaciones ocurridas a raíz de la invasión e imposición cultural
europea, que acabó con una parte importante del conocimiento ancestral
vinculado con el manejo estratégico de los ecosistemas, a lo que se suma el
impacto del agronegocio que ha impuesto un modelo agrícola altamente
contaminante, caracterizado por la monoproducción intensiva y el uso
de agrotóxicos, orientado al beneficio económico y a la acumulación de
capitales financieros, por encima de asegurar la subsistencia, la vida y la
soberanía alimentaria local. Este hecho ha ocasionado la pérdida de miles
de variedades de cultivos locales y ancestrales, así como los conocimientos
asociados a su producción, procesamiento y consumo. Esta situación
demanda la construcción de nuevos modelos de producción agrícola
basados en el conocimiento que se encuentra actualmente en la práctica
y en la memoria histórica de nuestras comunidades indígenas, campesinas
y afrodescendientes, que respondan a nuestras propias particularidades
históricas y culturales (Ochoa, 2016), actuando así para revertir estos
procesos de deslocalización alimentaria y desagrarización cultural.
Con el auge de la explotación petrolera, a partir de 1920, comenzó
a producirse una intensa migración poblacional hacia las ciudades,
lo que ocasionó que, en un par de décadas, se concretara una drástica
modificación de la distribución de la población venezolana (Ríos y
Prato, 1990). Esto trajo una dramática transformación en la estructura
productiva del país, que disminuyó significativamente la importancia de
las actividades agrícolas. No solo se produjeron cambios radicales en
la distribución geográfica y ocupacional de la población que llevaron
al creciente abandono de los campos, sino que, además, la misma
producción agrícola se fue modificando, incorporando cada vez en mayor
medida los elementos propios de la agricultura capitalista rentista, que se
encontraba centrada en la producción para el mercado, en contraposición
a la producción destinada para la subsistencia que caracterizaba al sistema
agrícola histórico ahora en decadencia (Ochoa, 2016). En la medida
en que se impuso el patrón productivo de la agricultura empresarial