Page 97 - Marx Populi
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Miguel Mazzeo - Marx populi
Mi guel M azzeo - M ar x po puli
contra algunas posiciones de Max Stirner, con tono irónico, descartan de
plano la posibilidad de que en los negros haitianos o en los esclavos fugi-
tivos de las colonias, en sus contrasociedades paralelas, en sus quilombos,
palenques y mocambos, anidara el germen de un proyecto emancipador
universal. Sólo ven a esclavos que quieren liberarse “a sí mismos” y no liberar
“al hombre” y acabar con el régimen esclavista.
Dejando de lado casos muy puntuales y formatos indirectos, podemos
af rmar que el marxismo de los “padres fundadores” no articuló la crítica a la
dominación de clase y a la dominación nacional con una crítica a la domi-
nación civilizatoria y a la colonización epistemológica. Estas últimas, desde
nuestra condición periférica, pueden considerarse insuf cientemente desa-
rrolladas. En efecto, el marxismo no estuvo exento de reproducir la mirada
eurocéntrica, logocéntrica, etnocéntrica, autoreferencial, narcisista, machista
(falocéntrica), opresiva y sofocante del pensamiento hegemónico (burgués).
Por ejemplo, existen varios pasajes en El Capital donde Marx habla de
“salvajes” y “civilizados”.
Ordinariamente, el marxismo tendió a ser monocultural y no llegó a desa-
rrollar una comprensión antipatriarcal y ecológica. Por ejemplo, no tuvo en
cuenta que los mayas descubrieron el sistema heliocéntrico unos mil años
antes que Nicolás Copernico o Galileo Galilei. O no reconoció la relevancia
de Nuestra América y el signif cado de los modos de vida de sus pueblos origi-
narios en la elaboración de los fundamentos de la utopía libertaria en Europa,
una utopía de la que el propio marxismo es tributario. O tendió a subsumir
la naturaleza a los productos del trabajo humano, en f n: a un tipo de cultura.
Luego negó especif cidades: por ejemplo, en el caso de las mujeres indígenas
de Nuestra América, para nombrar un locus material y simbólico desventajoso,
un estereotipo de la dependencia demasiado evidente. Y si algunas veces fue
capaz de reconocer las diferencias, pocas veces pudo dar el paso posterior que
consiste en desjerarquizarlas.
Al marxismo todavía le cuesta desarrollar un registro de audibilidad gene-
roso. Puede alinearse sin dilaciones con los humillados y las humilladas, con
los explotados y las explotadas, con trabajadores urbanos, campesinos, indí-
genas, mujeres, pero no siempre logra comprender y extraer los momentos
de verdad de su peculiar percepción de las relaciones sociales, de sus saberes
plebeyos, de sus cosmovisiones. Una recia mentalidad alfabética, en ocasiones,
le juega en contra.
En La ideología alemana Marx y Engels decían que las ideas dominantes
en una época histórica son las ideas de la clase dominante. Toda la evidencia
histórica acumulada les ha otorgado la razón. Pero, en ocasiones, el marxismo
pasó por alto que muchos de los fundamentos de las ideas de la civilización
occidental y moderna (en la que está inscripto) también son los fundamentos
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