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8- Elogio de la anormalidad




              Karl Kautsky consideraba que los principios del marxismo sólo tenían
           validez  para  aquellos  pueblos  que  compartían  el  “mundo  cultural”  de
           Occidente. Kausky eludía toda autocrítica de Occidente y hablaba de “nuestro
           mundo”. Proponía un marxismo reacio a los pigmentos pardos. Entonces, o
           bien el marxismo no servía, o bien había que ingresar a Occidente (pare-
           cerse cada vez más a Occidente) para ponerlo en valor. De este modo, el
           marxismo periférico (no-occidental), el marxismo de Nuestra América, nació
           como anomalía. Desde sus primeros pasos repudió la atemporalidad de los
           conceptos y los métodos y cualquier posibilidad de conf gurarse como un
           corpus  de  nociones  auto-contenidas.  Nuestro  marxismo  tiene  melanina,
           es un “marxismo-melanismo” y se ha ido conformando en el barro de una
           historia  de  pasiones  compartidas.  Sus  mejores  exponentes:  Mariátegui,  el
           Che, Chávez, entre otros y otras que, más que detenerse en el marxismo
           como  f losofía  o  sociología  convencionales,  buscaron  convertirlo  en  una
           nueva forma de sentido común popular: una auténtica sociología revolucio-
           naria o una f losofía de los no f lósofos (o, directamente, una antif losofía).
              Para  articularse  con  procesos  y  sujetos  revolucionarios,  para  erigirse  en
           saber-hacer emancipatorio, en pasadizo del en-sí al para-sí de la clase que vive
           de su trabajo y del universo plebeyo todo, el marxismo siempre debió recons-
           truirse, no tanto como un pensamiento sobre la anormalidad, sino más bien
           como un pensamiento de la anormalidad. De hecho, como un pensamiento y
           una práctica –sí, una praxis– “anormales”. Entonces, parafraseando a T omas
           Khun, el marxismo no debería preocuparse por normalizar sus anomalías. Allí
           radican algunos de sus sentidos más relevantes.


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