Page 94 - Marx Populi
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Desgarros y contradicciones
elaboración de su concepción “of cial” del mundo, se tipif có un conjunto de
leyes abstractas considerado como el fundamento de una teoría general de la
transformación, aplicable a todos los objetos y a todos procesos del universo;
esto es: unas leyes universales del movimiento, la evolución de la naturaleza, la
sociedad y el pensamiento. Y corresponde aclarar aquí que el cuestionamiento
a una “dialéctica de la naturaleza” de ningún modo implica para nosotros un
rechazo de la naturaleza como objeto de análisis.
Así, el marxismo era presentado como la auténtica y única concepción cien-
tíf ca del mundo y, por lo tanto, como una teoría omnisciente. En algunos
pasajes de Engels la explotación, prácticamente, se asemeja a un proceso físico-
químico. En algunos pasajes de Lenin el marxismo era expuesto como una
gnoseología y una economía política “de partido”.
Las leyes de la dialéctica más renombradas son: 1) la ley de la identidad y la
lucha de contrarios, 2) la ley del paso de lo cuantitativo a una transformación
cualitativa y 3) la ley de la negación. Estas leyes que, insistimos, jamás fueron
propuestas por Marx, constituyeron la base del DIAMAT soviético (a excep-
ción de la última, que no le gustaba demasiado a Stalin, quien también buscó
atemperar el sentido rupturista de la segunda y propuso uno más a tono con la
idea de evolución). Como vimos, en realidad fue Plejanov quien, inspirándose
en Engels, utilizó por primera vez la expresión “Materialismo Dialéctico” en un
trabajo sobre la f losofía de Hegel de 1891. Como veremos más adelante, en las
vísperas de la Revolución de Octubre de 1917, Lenin se apartó de esta visión.
En la historia del marxismo han sido frecuentes las correspondencias entre la
ortodoxia teórica y reformismo político.
Vale decir que los fundamentos del DIAMAT también fueron aceptados
por otras ortodoxias no soviéticas y antiestalinistas. Así, de contrabando,
vestida de ontología materialista, se introducía lo que constituía un anatema
para el marxismo: una metafísica. Años más tarde, en 1928, en el VI Congreso
de la Internacional Comunista, Bujarin erigió al DIAMAT en la f losofía of cial
del comunismo mundial. La teoría perdió toda aptitud para desarrollar una
relación enriquecedora con el objeto. A partir de esa circunstancia, no hizo
más que pervertirse. Así se internacionalizaron el determinismo, el monismo,
el fatalismo, el materialismo vulgar, el empirismo, etcétera.
Después de algunas páginas infaustas y equivocadas que maltrataban a
Bolívar (su famoso artículo para T e New American Cyclopaedia de 1858), que
justif caban el despojo de México, China y la India o que veían en la libertad
de comercio un tonif cante para la revolución mundial, el marxismo desa-
rrolló otra mirada que terminaría siendo def nitiva y que colocaba al maestro
de Treveris (también, en alguna medida, a Engels) en el sitial de los primeros
defensores de la revolución anticolonial en los países dependientes y de los
precursores de las teorías de la dependencia.
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