Page 163 - Marx Populi
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Mi guel M azzeo - M ar x po puli
Miguel Mazzeo - Marx populi
El marxismo cayó en las formulaciones esquemáticas y en un doctrinarismo
apriorístico que se creía con el derecho de prescindir de la verif cación en el terreno
de la praxis. De este modo, se convirtió en verdad revelada, en corpus doctrinario
rígido y excluyente y, en algunos casos, en credo of cial. Proveyó una coherencia
superf cial y falsa y, sobre todo, incompatible con un horizonte socialista.
Por su parte, el proyecto se desnaturalizó en el “signo de distinción”, en las
lógicas de la especialización académica o militante, en el elitismo, el sectarismo
o en la razón de Estado y el despotismo.
Va de suyo que consideramos históricamente agotada a la vieja conciencia
política que supo producir el marxismo (lo mismo cabe decir con relación
al horizonte instituido por la Revolución Rusa). Concretamente: esa vieja
conciencia política ha perdido el poder de seducción que otrora ejercía sobre
intelectuales y militantes sociales y políticos del mundo entero. Ha perdido
su antigua capacidad de crear sujetos políticos. Desde la perspectiva del poder
dominante, dicha conciencia política ha perdido algunas posiciones como
expresión de lo diabólico. Aunque la posibilidad de articulación de marxismo
y polis sigue intacta. Como sigue íntegra la aptitud para constituirse en para-
digma donde conf uyen el pensamiento crítico y la política radical. En buena
medida depende de la vocación militante por desarrollarle nuevas “encarna-
ciones” y una nueva conciencia política, de recuperar sus aptitudes de crear
sujetos políticos sobre bases nuevas, distintas al “progreso” entendido como el
desarrollo de las fuerzas productivas y a la democracia reducida a las políticas
del “como si”. Creemos que esa vieja conciencia política –junto al viejo arsenal
simbólico– puede servir para luchar contra la inhumanidad de las clases domi-
nantes, principalmente para resistir (en un sentido acotado que ref ere más a la
preservación de una posición adquirida que a la “creación”). Pero el punto es
que ya no alcanza para inspirar trayectos emancipatorios, desbordes democrá-
ticos y vocaciones constituyentes; en f n: sujetos políticos, discursos utópicos
y programas activos de transformación radical de la realidad que remitan a lo
que Benjamín llamaba “verdades épicas”. Tal vez las “efemérides marxistas” de
2017 y 2018, y las de los próximos años, contribuyan a discutir estos tópicos.
La pregunta por el sentido del marxismo podría formularse apelando a
modos más indirectos: ¿es posible una existencia humana digna y una autorrea-
lización plena bajo la ley del capitalismo? ¿Pueden los grupos sociales explo-
tados y oprimidos del planeta satisfacer su interés existencial en los marcos de
esa ley? ¿Cómo contribuir a que estos grupos (incluidos todos nosotros y todas
nosotras) vivan sus existencias limitadas y hasta miserables y espectrales como
contradicción lacerante y no como parte de lo instituido y naturalizado como
“lo real”? ¿Cómo contribuir a que los y las de abajo desarrollen un interés
antagónico al interés por lo que es y lo que está? ¿Puede haber caminos hacia el
futuro en el marco del capitalismo y el mundo burgués?
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