Page 72 - Carabobo Bajo Palabra
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72 earle Herrera
que de él nace,
lo ata a la tierra:
semilla oscura que alimenta
su más fúlgida espiga de futuro .
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Son las tempestades que sacuden el alma del prócer. Se sabe grande
pero se sabe mortal. No es un semidiós como el Aquiles homérico. Está
atado a la tierra por lo que le piden sus pueblos, las naciones liberadas
por su espada. Aquí la imagen de la «fúlgida espiga de futuro» recuer-
da la «espiga sembrada en Carabobo» de César Rengifo, coincidencia
creadora del poeta y el dramaturgo. Esa espiga, lo sabe el héroe, una
vez ganada la batalla, requiere atención, cuido y riego. Quizás mayores
sacrificios. La victoria exalta al héroe, su administración compromete al
líder, al hombre, al conductor de pueblos. Carabobo debe construirse
día a día. No solo eso. Las victorias desatan las pasiones y, no pocas
veces, ofuscan las razones. Para encauzarlas, está el líder.
Tal vez por ello surge
Bolívar
sobre el monte
—cumbre espiritual—,
que domina su existencia,
y entre hombres,
que con él triunfaron,
o a su lado cayeron,
más solo que nunca,
y como hundida la mirada
que supo ver la vida rumorosa
y la hora taciturna
en el hondo infinito de sí mismo.
[65]_ Idem.