Page 58 - Carabobo Bajo Palabra
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58 earle Herrera



                 1813 sirvió eficazmente a 1821. La historia es un libro prodigio-
                 so; un arsenal donde todo se encuentra: armas para el combate,
                 escudos para la defensa; ella ejercerá sobre el presente la formi-
                 dable coacción de todos los prestigios del pasado.

                 Evocar un recuerdo oportuno de ese inmenso cerebro de la hu-
                 manidad, es producir una luz que irradia claridades, una chispa
                 de fuego que, aplicada a nuestras pasiones, las inflama y produce
                 el incendio. Bolívar en las llanuras de Taguanes abrió aquel libro y
                 mostró a sus soldados las páginas en que se consignaban nuestras
                 glorias y nuestros infortunios; la chispa del entusiasmo se produjo,
                 brilló en todos los ojos, incendió todos los corazones, y el feliz au-
                 gurio de una victoria en perspectiva, pronóstico por todos estima-
                 do infalible, fue la mayor de las ventajas que sobre sus contrarios
                 pudo llevar a la batalla. Bolívar hizo pies en los «Taguanes» para
                 escalar a «Carabobo»: una victoria servía a la otra de escabel .
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                Aquí el destino se hace a un lado y los generales, oficiales y soldados, que-

             dan solos en descampado. Nada está en manos de la fatalidad. No hay pactos
             secretos. No hay geografía cómplice. Las fuerzas sobrenaturales se esfuman
             o quedan reducidas a las puntas de las lanzas y al coraje de los combatientes
             que las empuñan. La historia sí está presente y viva. Ayer, allí otra batalla se
             libró. Su recuerdo pesa. Aquella página no se pasó. Se vuelve a abrir para que
             continúe escribiendo la epopeya de un pueblo decidido a ser libre.

             De los aztecas al Olimpo

             En su comentario sobre Venezuela heroica, José Martí exalta la Batalla de
             Carabobo con una metáfora que nos sacude y obliga a volver sobre ella.
             Escribe el apóstol cubano: «Carabobo, donde muere Hernán Cortés».
             La alusión al legendario y despiadado conquistador de México ofrece



             [38]_ Ibid., p. 262.
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