Page 32 - Carabobo Bajo Palabra
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32 earle Herrera



             es inmortal. Lo son los héroes y los mártires. Incluso, lo son las mujeres
             y los hombres anónimos que hicieron posible la victoria y a quienes,
             cada cierto tiempo, la canta popular o la historia reivindican. Antes de
             ir al encuentro de los escritores que desde distintos géneros dirigieron
             su mirada y sus letras a Carabobo, retomamos, para honrarle, las pala-
             bras de Machado en su Centón lírico:

                 Con todo, si algún temor pudiéramos abrigar con respecto al
                 éxito presente, nos alienta y conforta la remota esperanza de que
                 acaso para el año 2021, cuando se celebre el segundo centenario
                 de la batalla de Carabobo, alguien, aficionado a cosas antiguas,
                 y versado en bibliografía, cite con elogio alguno de nuestros li-
                 bros, de los cuales quizás conserve en sus anaqueles un ejemplar
                 sin abrir, y en perfecto estado de conservación. Probablemente
                 para entonces no seremos en este mundo, pero desde la región
                 de las sombras, nos sentiremos enternecidos ante el siempre tar-
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                 dío y cómodo homenaje de la justicia póstuma .
                Siéntase, pues, maestro, enternecido. Sus investigaciones, su curio-
             sidad y sus libros han arribado y son leídos en el segundo centenario
             de la Batalla de Carabobo, a cien años de haberlos escrito usted. No
             solo llegó a nuestras manos un ejemplar de su Centón lírico, en este
             caso reeditado por la Presidencia de la República en 1976, sino que

             lo hemos visto citado por catedráticos, investigadores, historiadores y
             cronistas. Sus «Pasquinadas y canciones, epigramas y corridos», como
             usted subtitula su obra, dan una versión y una visión diferentes, senci-
             llas y populares de lo que fue la guerra de independencia en el pueblo
             de a pie y de a caballo, allá, en nuestra profunda Venezuela. Ahora sí,
             vamos al encuentro de otros cantores y otros poetas, aquellos que a




             [16]_ Ibid., pp. 37-38.
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