Page 542 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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540   Valmore Carrero



               Estando ya en Angostura, sería en las inmediaciones de aquella regia
             ciudad, donde O’Leary vería por primera vez a quien acompañaría por
             los siguientes doce años de su existencia, bien como edecán, ayudante
             de campo o plenipotenciario de alguna misión diplomática. Para aquel
             joven a quien el nombre del Libertador había ya sonado en sus oídos
             en la lejana Irlanda, debió haberle impresionado a primera vista, lo me-

             nudo de su figura, la cual contrastaba con la radiante personalidad que
             emanaba de su persona y su carácter. No vaciló entonces el futuro ede-
             cán en extenderle, a base de finas “pinceladas” literarias un excelente re-
             trato, no solo de su físico sino de su personalidad. De ello dirá muchos
             años después:

                   Conocí entonces al Libertador, y aunque el bosquejo que de él
                 transcribo enseguida fue escrito muchos años después de aque-
                 lla época, varió él tan poco en su aspecto físico y en su carácter
                 moral, que casi no difiere del personaje que en 1818 me recibió
                 con benevolencia y aprobó mi conducta .
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                   (…)
                   Bolívar tenía la frente alta, pero no muy ancha y surcada de
                 arrugas desde temprana edad —indicio de pensador— Pobladas
                 y bien formadas las cejas. Los ojos negros, vivos y penetran-
                 tes. La nariz larga y perfecta: tuvo en ella un pequeño lobanillo
                 que le preocupó mucho hasta que desapareció en 1820, dejando
                 una señal casi imperceptible. Los pómulos salientes; las mejillas
                 hundidas, desde que lo conocí en 1818. La boca fea y los labios
                 algo gruesos. La distancia de la nariz a la boca era notable. Los
                 dientes blancos, uniformes y bellísimos; cuidábalos con esmero.
                 Las orejas grandes, pero bien puestas. El pelo negro, fino y cres-
                 po; lo levaba largo en 1818 a 1821, en que empezó a encanecer,
                 y desde entonces lo usó corto. Las patillas y bigotes rubios; se
                 los afeitó por primera vez en el Potosí en 1825. Su estatura era


             [17]_ O’Leary. Op. cit., volumen 27, p. 486.
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