Page 93 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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clase política que aún nos debe mucho: cada muerto, desaparecido,
encarcelado, cada despojo, cada represión y cada desprecio. No nos
confundan, no pretendemos competir con ellos porque no somos lo
mismo, no somos sus palabras mentirosas y perversas. Somos la pa-
labra colectiva de abajo y a la izquierda, esa que sacude al mundo
cuando la tierra retiembla con epicentros de autonomía” (CNI y EZLN,
1º de enero 2017).
Entonces ¿qué es lo que sí está en juego? ¿Qué está en juego en
esta sorpresiva iniciativa del CNI y el EZLN? Me atrevo a lanzar al-
gunas pistas de reflexión, fruto de varios diálogos colectivos tejidos
a partir de la lectura de los comunicados que el CNI y el EZLN han
emitido desde octubre de 2016. De ninguna manera se quiere con
este gesto suplantar la voz de ambas organizaciones. Hace ya mu-
cho tiempo que los pueblos de México hablan fuerte y claro con su
propia voz a través de los medios que ellos han elegido para hacerse
escuchar; y que su voz resuena en y sacude a muchas otras geogra-
fías de México y del mundo. En nuestra geografía, los últimos comu-
nicados resonaron fuerte, detonando, entre otros procesos e ideas,
las siguientes reflexiones.
Percibimos que una de las apuestas más importantes y vitales de
esta iniciativa política es la de construir una fuerza social nacional
amplia, enraizada en múltiples procesos locales de deliberación y
organización, que sea capaz de poner un límite al desborde de la
violencia en todo el país y detener la guerra de aniquilación que
estamos viviendo. La violencia desbordada se ha transformado, en
todo México, en un rasgo cotidiano y esencial de la expansión de
las relaciones capitalistas sobre los territorios y los cuerpos. Vio-
lencia criminal, violencia de Estado, desapariciones, femicidios,
tortura contra los cuerpos, fosas comunes, impunidad, represión
y detenciones arbitrarias son algunos de los rostros más visibles
y, a la vez, intolerables que ha asumido la hidra capitalista en el
México contemporáneo. Son prueba evidente de ello: el poder des-
medido que han adquirido los cárteles (hoy verdaderas empresas
transnacionales) y la fragmentación del territorio mexicano en se-
ñoríos controlados por caciques locales y bandas armadas ligadas
al narcotráfico; el surgimiento de cuerpos de seguridad al servicio
de empresas privadas que actúan al margen y por encima de la
ley; la militarización del territorio nacional y la transformación del
Ejército y la Marina en una suerte de policía nacional encargada
de imponer un supuesto orden público; la vergonzosa complicidad
con el crimen organizado de todos los niveles institucionales y de
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