Page 92 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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“ACORDAMOS”, dijeron... y lo escribieron con letra mayúscula en
su comunicado. El nosotros, el nosotras que se fue tejiendo en tor-
no a este acuerdo, a lo largo de tres meses, a través de la palabra
compartida en una multiplicidad de asambleas, es expresión de la
articulación de 43 pueblos indígenas mexicanos y de múltiples pro-
cesos locales y regionales de construcción de autonomía por afuera
o muy al margen del Estado. Es expresión de un proceso de organiza-
ción que involucra a cientos de luchas que a lo largo y ancho del país
están defendiendo sus territorios de los megaproyectos de muerte del
gran capital; a decenas de municipios que están organizando formas
autónomas de defensa comunitaria para poner un límite a la violencia
estatal, paraestatal y criminal; a decenas de pueblos que luchan por
no desaparecer; a cientos de comunidades que no han renunciado a
sus formas de autogobierno y a cultivar sus milpas , sus idiomas y sus
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saberes locales; a una multiplicidad de luchas que siguen reclamando
la libertad de sus presos políticos; a cientos de familias que claman
por la aparición con vida de sus desaparecidos y desaparecidas; y a
miles de personas en todo el país que no han dejado de gritar en voz
alta el nombre de sus muertos y de sus muertas.
Por más que a muchos les cueste reconocerlo, estamos frente a uno
de los procesos políticos organizativos explícitamente anticapitalistas,
de articulación nacional, producido desde abajo –sin ninguna media-
ción partidaria u oenegera–, que se ha dado en México por lo menos
desde el inicio de la guerra. Sí, desde el inicio de la guerra, porque
por más que a muchos les cueste reconocerlo, en México estamos en
guerra: una guerra que mata un promedio de siete mujeres al día y
que, desde el inicio de 2007, ha producido alrededor de 200.000 muer-
tos y 28.000 desaparecidos.
¿Qué está en juego en esta iniciativa política?
A estas alturas, nos queda claro que no está en juego la toma del po-
der estatal, y tampoco de la presidencia de República. No está en jue-
go la posibilidad de una frágil reforma del aparato institucional o de
un falso reconocimiento de las prácticas de gobierno de los pueblos
indígenas de México. Tampoco está en juego la creación de un nuevo
partido político anticapitalista, o revolucionario, o como se diga. “No
se confundan” han dicho reiteradamente en los últimos comunicados
tanto los delegados del CNI como los voceros del EZLN. “No es nues-
tra intención competir en nada con los partidos políticos y con toda la
3. Sistema agrícola tradicional mesoamericano conformado por un policultivo (habitual-
mente maíz, frijol, calabaza, chiles y tomates).
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