Page 38 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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Por el peso político y económico que Brasil posee, lo que está ocu-
rriendo y ocurrirá aquí tiene y tendrá una enorme repercusión fue-
ra de nuestras fronteras. La ruptura democrática en Brasil también
coloca en riesgo el proyecto de integración regional que venimos
construyendo. Un proyecto que, además de la integración económi-
ca y de las instituciones del Estado, busca también y principalmente
la integración de nuestros pueblos, los principales beneficiarios del
proceso de desarrollo del continente.
Brasil hoy tiene un gobierno usurpador, de conservadores, me-
diocres y corruptos, que está poniendo en práctica una profunda
contrarreforma que comprometerá el futuro del país por déca-
das, afectando la situación económica y social de millones de
brasileñas y brasileños, comprometiendo la soberanía nacional
y deteriorando las instituciones democráticas. Hoy vivimos una
inestabilidad política sin precedentes, que nos coloca al límite de
un Estado de excepción.
¿Qué estrategias están debatiendo el PT y la izquierda de Brasil
para intentar retornar al gobierno?
En este momento, el PT realiza los debates para su vi Congreso, que
debe analizar en profundidad la derrota que sufrimos y apuntar nue-
vos caminos. Pero es fundamental recordar que el debate sobre el
momento actual y sobre la democracia no se restringe al espacio
de un partido, sino que debe ser compartido con otras fuerzas de
izquierda y, sobre todo, con los movimientos sociales que también
fueron derrotados por el golpe. Como dije en varias ocasiones: la
derrota no fue solamente de una persona, de un Gobierno o de un
partido. El golpe no fue solamente contra mi mandato. Fue un golpe
contra la democracia, contra el pueblo brasileño y contra un proyec-
to de Nación que veníamos implementando con el apoyo y la parti-
cipación de millones de hombres y mujeres, también derrotados en
sus sueños de un futuro más justo.
El debate estratégico deberá ser realizado a la luz de tres desa-
fíos a ser superados. En primer lugar, cabe hacer una severa auto-
crítica de nuestra experiencia, para aprender de nuestros errores.
En segundo lugar, debemos reconocer que las izquierdas están, en
parte, huérfanas de los paradigmas que en otras circunstancias his-
tóricas las orientaban. Y, finalmente, debemos tener presente que
el debate estratégico no es un seminario teórico. Es más que eso:
al mismo tiempo que nos lanzamos al futuro, tenemos que enfren-
tar los enormes desafíos del presente. Debemos enfrentar y vencer
la contrarreforma conservadora y hacer que el pueblo vuelva a te-
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