Page 205 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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en 1980) y, a su modo, con el sandinismo en Nicaragua y el FMLN en
              El Salvador.
                Como se ve, aunque son distintas las formas de arribo al gobierno,
              el factor previo de acumulación de fuerzas a la hora de entender esta
              nueva etapa es un dato que no se puede soslayar.
                Pero las condiciones que favorecieron el desarrollo de las experien-
              cias de gobierno aquí analizadas cambiaron, para peor, en al menos
              en dos aspectos determinantes:
              1. En 2011 comenzó a agotarse el ciclo extraordinario de ingresos por
              commodities que financió en gran medida las políticas distributivas y
              gestó la base de estabilidad y consensos sobre los que se apoyaron
              los avances políticos y soberanos.
              2. Esa realidad económica, sumada a la fatiga de los gobiernos por
              los años acumulados al frente del Estado, durante los cuales se sub-
              estimaron limitaciones y crisis endógenas, favoreció que las derechas
              aprovecharan la ocasión y capitalizaran el tiempo fuera del ejercicio
              de gobierno para reconstituir sus estrategias. Las fuerzas conservado-
              ras desplegaron toda su artillería basada en su poderío económico,
              mediático y judicial, disfrazaron con nuevo ropaje sus viejas recetas
              y sacaron máximo provecho de los errores no forzados de los go-
              biernos alternativos. Se propusieron recuperar, por las buenas o por
              las malas, la hegemonía perdida, y lograron avances parciales, pero
              considerables, a nivel regional.

              ¿Progresista?
              Más allá del rótulo, son diversas las caracterizaciones sobre el ci-
              clo histórico que nos ocupa. ¿Posneoliberal? ¿Gobiernos populares
              y revolucionarios? ¿Socialismo del siglo xxi? ¿Populismos? Antes de
              adentrarnos en las particularidades de los distintos procesos, desta-
              quemos los elementos comunes:

              • Las luchas que precedieron a estos gobiernos se complementa-
              ron con un discurso oficial fuertemente antineoliberal y de ruptura
              con el Consenso de Washington; esos lineamientos se proyectaron
              en programas de gobierno alternativos, en algunos países más au-
              daces y en otros más tímidos, lo que no impide caracterizar a todo
              el proceso como “posneoliberal”.
              • Estos proyectos relegitimaron la “vía electoral”: en todos los ca-
              sos llegaron al gobierno por elecciones transparentes y lo ejercieron
              con considerable apoyo popular, que renovaron en las urnas en su-
              cesivas elecciones durante más de una década.

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