Page 200 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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“Yo soy Fidel”
            Aquella consigna que salió a enfrentar su muerte fue inventada por la
            gente, no fue orientada por nadie, y se convirtió en la expresión na-
            cional por excelencia, porque contiene homenaje, orgullo del que la
            pronuncia y determinación personal de continuar la causa revolucio-
            naria, encarnada en el líder mayor y más amado. Fidel dio muchas
            lecciones en los nueve días del duelo, y ganó su primera batalla pós-
            tuma. El pueblo mostró abiertamente qué es en realidad, y demostró
            que está dispuesto a defender su legado.
             Durante más de treinta años, Cuba se vio prácticamente privada
            de tener relaciones económicas y estatales con la región. Pero en los
            últimos veinticinco años esa situación se transformó radicalmente.
            Existe hoy una masa enorme de vínculos sociales, económicos, po-
            líticos y estatales y, por sus posiciones y su alto nivel de actividades
            internacionales, Cuba goza de gran prestigio en todo el ámbito re-
            gional. Al mismo tiempo, casi sesenta años de solidaridad en ambos
            sentidos entre los pueblos del continente y el nuestro, y el ejemplo
            permanente constituido por la sociedad de justicia y libertad creada
            por la Revolución en la isla, su soberanía nacional plena y su antiim-
            perialismo e internacionalismo, configuran un hecho muy relevante
            entre las realidades latinoamericanas.
             Eventos recientes adversos en Venezuela y algunos otros países la-
            tinoamericanos nos preocupan a todos y podrían indicar que el tipo
            de proceso que tuvo muchos logros en una parte de la región y ge-
            neró tantas esperanzas está chocando con sus límites, y el imperia-
            lismo y sectores capitalistas locales han pasado a la ofensiva con el
            fin de liquidarlo y esparcir el derrotismo. Cuba mantiene su apoyo y
            acompañamiento a esos procesos, y lo expresa con mucha claridad.
            Si la tendencia  actual avanza y se consolida,  sin  duda tendremos
            más dificultades y menos compañía, pero, como siempre, haremos
            causa común con nuestros pueblos hermanos y el país mantendrá la
            política de apoyo a las coordinaciones de América Latina y el Caribe,
            y al horizonte integracionista.















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