Page 198 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
P. 198

drogas son bajas. No existe como problema de alguna entidad la
            seguridad de la población.
             Tenemos, desgraciadamente, barrios marginales, pero no tenemos
            seres humanos marginales que hayan interiorizado su inferioridad y su
            destino. Nuestros investigadores estudian la pobreza en el país, pero
            no tenemos clases subalternas. No se ha producido, ni permitiremos
            que llegue a producirse, esa victoria de la dominación que es la natu-
            ralización de las relaciones sociales que producen la desigualdad, la
            explotación del trabajo, la exclusión, la opresión. Un escamoteo de lo
            esencial que es básico para la hegemonía del capitalismo.
             Frente a los desafíos cruciales de la actualidad y el futuro cercano,
            es imprescindible conocer lo mejor posible los problemas, los límites
            y los retrocesos, identificar lo que nos perjudica, además de los ene-
            migos externos y las insuficiencias estructurales, como son el burocra-
            tismo y la inercia, males muy graves, la falta de cumplimiento o el mal
            ejercicio de tareas que son indispensables, los errores, la formación
            de grupos conservadores o de intereses materiales y de poder social,
            y los manejos corruptos. Es decir, ganar conciencia de lo que necesi-
            tamos cambiar en nuestro propio campo.
             Una forma eficaz de oponerse a la expansión de las desventajas y
            exclusiones, por ejemplo, es discutir y encontrar los modos acerta-
            dos de combatir la reproducción de las desventajas de determinados
            grupos y áreas, incluyendo desatar las fuerzas unidas de especialis-
            tas y masas de población que poseen cualidades suficientes para
            hacerlo, y hacer los cambios institucionales que sean necesarios.
             Desde 1959 hasta hoy, Estados Unidos ha mantenido su objeti-
            vo estratégico de destruir el socialismo cubano y socavar nuestra
            soberanía nacional. A partir de diciembre de 2014 comenzó una
            etapa diferente dentro de la misma estrategia, mediante lentas y
            astutas negociaciones, gestos formales, algunas medidas según
            sus intereses y una “ofensiva de paz” que erróneamente nos su-
            pone ingenuos. Pero mantiene incólume el sistema ilegal y crimi-
            nal de agresiones sistemáticas contra Cuba, a la espera de recibir
            concesiones y que nos dividamos, mientras intenta seducir a una
            suerte de nueva clase media con comercio, inversiones, consu-
            mos y “tecnologías”, y esperanzar a sectores menos conscientes
            de la franja de pobreza existente. Sin prescindir, naturalmente,
            de todas las formas de subversión que estén a su alcance. Así fue
            durante la presidencia de Obama. Es una incógnita –al momento
            de escribir estas líneas– si Donald Trump continuará esa fase o si
            le introducirá cambios.


           198
   193   194   195   196   197   198   199   200   201   202   203