Page 210 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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no se han corrido del lugar de propagandistas del discurso oficial,
            exagerando los aciertos y ocultando las críticas, aún las provenientes
            del campo popular. El conformismo triunfalista y, como correlato, el
            acallamiento de los movimientos sociales que no se mostraron alinea-
            dos, fue el centro de la estrategia comunicacional oficial. Otra lógica
            de gestión de la comunicación habrá que implementar si de lo que
            se trata es de lograr formas eficaces de combatir el terrorismo me-
            diático de las grandes corporaciones que atentan y atentarán contra
            todo proceso de cambio, y concientizar a los pueblos sobre los desa-
            fíos y caminos posibles para superarlos. Allí donde se implementaron
            leyes para desconcentrar la propiedad de los medios, esos avances
            en la legislación no tuvieron un correlato real en empoderamiento en
            el sentido de cambiar el paradigma de la disputa comunicativa “por
            arriba” en favor de una lógica popular, descentralizada y masiva “por
            abajo” (idea que profundiza Natalia Vinelli ). De la misma forma que
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            la movilización y el protagonismo del pueblo son claves a la hora de
            medir correlaciones de fuerzas en lo político, lo mismo hay que con-
            cebir a la hora de pensar en cómo librar la batalla comunicacional.
            6. Cultivar una ética política antagónica a la de la partidocracia
            tradicional. De la mano de la naturalización de las reglas de juego
            de las instituciones burguesas, los gobiernos progresistas justificaron
            o pretendieron disimular notorios hechos de corrupción, que conti-
            nuaron como un mal endémico de las democracias formateadas en
            función del gran capital. Es cierto que los medios hegemónicos ma-
            nipulan, operan, crean campañas y sobreactúan, pero los niveles de
            corrupción estatal que se mantuvieron han tenido un peso determi-
            nante en la pérdida de aceptación popular. El cambio en este plano
            debe ser radical. Será necesario apostar a una ética política que no
            tolere la deshonestidad en la gestión pública, que haga pedagogía del
            combate a la corrupción que abundó en los gobiernos en cuestión.

            7. Desbordar los límites de la democracia liberal. En aquellos
            países donde no se impulsaron reformas al andamiaje institucional
            vía procesos constituyentes, las gestiones de gobierno terminaron
            atrapadas en las lógicas del sistema democrático burgués. De la
            mano de esto, quedó al desnudo el fracaso de la fórmula de “con-
            ciliación de clases” (“cogobernar con los adversarios”, señala Isa-
            bel Rauber). La política de alianzas con sectores ideológicamente
            contrarios resultó un salvavidas de plomo. Brasil, y antes Paraguay,

            7. Vinelli, Natalia. “La batalla comunicacional: entre las oportunidades perdidas y la cons-
            trucción de nuevas condiciones”, en pág. 115.
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