Page 180 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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de gobierno del FSLN en la década de 1980 y a su continuidad en las
administraciones sandinistas del siglo xxi.
Pese al aggiornamento del sandinismo, las relaciones con Estados
Unidos no han sido fluidas como durante los gobiernos de la oposi-
ción. El Departamento de Estado descalifica continuamente al FSLN
y sus acciones de gobierno. En 2016, Daniel Ortega fue reelecto con
el 66,8 por ciento de los votos, pero el panorama se avecina com-
plicado con el agresivo Donald Trump en la presidencia estadouni-
dense y con Petrocaribe en dificultades por la baja de los precios del
petróleo que afecta a Venezuela.
El Salvador, bajo la sombra de los Estados Unidos
En El Salvador también se encuentra en el poder una fuerza política
surgida al calor de la lucha armada: el Frente Farabundo Martí para
la Liberación Nacional (FMLN). Creado en 1980 como un organis-
mo de coordinación de las cinco organizaciones político-guerrilleras
que participaron en la guerra civil que tuvo lugar entre 1980 y 1992,
se constituyó en un partido político legal a partir de la firma de los
Acuerdos de paz en 1992.
En 2009, la eventual victoria del FMLN era vista con suma suspica-
cia por Estados Unidos, principal sostén de los gobiernos dictatoria-
les de extrema derecha que el FMLN había intentado derrocar por la
vía armada. El golpe de Estado en Honduras contra Manuel Zelaya,
tres meses después de las elecciones salvadoreñas, seguramente
haya tenido como una de sus motivaciones enviar un mensaje al
FMLN para que atemperara sus posturas.
Respecto a El Salvador, Estados Unidos tiene una carta muy sensi-
ble para presionar: los migrantes salvadoreños en el país del norte
proporcionan hasta el 17 por ciento de su PBI. Las deportaciones
han traído diversos problemas al pequeño “pulgarcito” de Améri-
ca, como el surgimiento de las pandillas juveniles conocidas como
“maras” que se han transformado en complejas organizaciones cri-
minales. El FMLN llegó al poder en 2009 y se ha mantenido has-
ta ahora abarcando dos períodos presidenciales, primero bajo el
mando de Mauricio Funes y luego de Salvador Sánchez Cerén. Al
igual que en el caso nicaragüense, el FMLN se ha inscrito dentro de
la lógica de los gobiernos progresistas que buscan atemperar las
contradicciones sociales dando énfasis a la formulación de políti-
cas en favor de los sectores más desfavorecidos, pero renunciando
a buscar los cambios estructurales que pregonaban originalmente
cuando constituían una organización insurgente.
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