Page 185 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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creción no fue posible tras medio siglo de haber proclamado y pre-
              tendido esa unidad de la izquierda uruguaya? ¿Qué circunstancias
              políticas y/o coyunturales marcaron la diferencia para que se pro-
              piciara la materialización de la unidad? ¿Qué significación histórica
              trajo aparejado ese proceso desde el punto de vista de la dinamiza-
              ción del cambio de las estructuras sociales?

              El modelo de práctica política
              La opción electoral desplegada en aquel entonces por la izquier-
              da opositora estaba integrada a estrategias de intervención política
              más amplias y abarcativas, desarrollándose sobre todo una fuerte
              inserción en el movimiento obrero pero también en los ámbitos de
              la cultura y la academia.
                Los frentes sociales de las orgánicas de la izquierda electoral, si
              bien cumplían una función de acumulación proselitista innegable,
              también inyectaban en las estructuras partidarias preocupaciones,
              inquietudes e iniciativas que, devenidas de la base social, influían
              en la formación política de la opinión partidaria.
                Aunque con asimetrías en el grado de influencia mutua, la in-
              serción social como modalidad de hacer política configuraba otra
              dinámica de relación entre lo político específico y lo político so-
              cial. Esa dinámica, que las más de las veces tenía ribetes viciosos
              por la forma en que los aparatos partidarios concebían la forma
              de esa relación, estructuraba, así y todo, un escenario de hacer y
              pensar la política mucho más cerca de lo social que de lo exclu-
              sivamente institucional. A su vez, la ingravidez de la relación de
              fuerzas parlamentarias imponía que los partidos de izquierda se
              expresaran desde el movimiento popular organizado e hicieran
              hechos políticos desde esa esfera.
                Un aspecto pernicioso devenido de esa amorfa concepción de la
              relación entre lo político-específico y lo político-social implicó que
              la división de las estructuras orgánicas de los partidos de izquierda
              se reflejara ostensiblemente en las estructuras sindicales, desarro-
              llando cada partido sus propias centrales sindicales. Aspecto regre-
              sivo que el propio movimiento obrero se encargó de superar, años
              después, con la creación de la CNT.
                Así y todo, cabe subrayar que el viraje de la izquierda hacia la ins-
              titucionalización del modelo de hacer política, como principio re-
              gulador y hegemónico, fue parte de un proceso pausado y conflic-
              tivo, pero inequívocamente ascendente. Ese cambio de paradigma
              concreto es la concreción de uno de los factores de agotamiento,


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