Page 187 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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Con más de una década de gobierno y con mayorías parlamen-
              tarias para impulsar con autonomía las decisiones programáticas
              que se propusiera, no hay ningún indicio de sistematización res-
              pecto a políticas orientadas a transformar la quinta esencia de la
              cuestión social: el modelo de organización del trabajo y el patrón
              de acumulación de riquezas.
                No se transformó significativamente ningún aspecto estructurante
              de las relaciones sociales de poder del sistema capitalista. No hay
              procesos modificatorios encaminados a reconfigurar las relaciones
              sociales en materia de modelo económico, de explotación de los re-
              cursos naturales, de medios de comunicación, de sistema financiero,
              de política comercial exterior, de inserción internacional del país, de
              política de desarrollo cultural integral, entre otros enclaves donde se
              define socialmente la construcción de poder.
                Cabe decir que, para quien escribe, esta clausura programática no
              es un asunto moral entre valientes o traidores. Es un problema emi-
              nentemente político que evidencia la falta de cohesión estratégica
              del FA respecto al proyecto de sociedad a impulsar. En la mayoría de
              los temas clave que hacen a las relaciones de poder, se ha registrado
              una serie de reajustes con perfil innovador, pero solamente en tér-
              minos de re-equilibrar las tensiones. En ninguno de ellos se objetiva-
              ron procesos de acumulación para posibilitar condiciones de cambio
              social estructural. Incluso, en casos, como el factor neurálgico de la
              dependencia y la extranjerización de la economía, las innovaciones
              han sido para peor.
                En ese sentido, el proceso inaugurado por el gobierno del FA se ca-
              racterizó por la combinación desigual de la continuidad y el cambio
              respecto al modelo de dominación clásico. Donde la continuidad
              representa la vigencia de las estructuras de poder y las contradic-
              ciones principales de la formación social uruguaya (dependencia y
              desigualdad), y el cambio, la reconfiguración de los modos de apli-
              cación de las políticas de amortiguación del conflicto social.
                No debe menoscabarse por ello la relevancia de estas adap-
              taciones,  ya  que  en  esos  reajustes  radica  un  profundo  factor
              diferenciador con el modelo de dominación clásico impartido
              por la derecha. Tanto así, que la comprensión de la redefinición
              parcial del escenario en el que discurre la lucha de clases en
              Uruguay a partir de la llegada del FA al gobierno, representa una
              de las bases más importantes para repensar el modelo de acu-
              mulación de fuerzas y de práctica política para el relanzamiento
              de una nueva síntesis de izquierda.


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