Page 118 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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como telón de fondo las crisis orgánicas que –más acá o más allá del
cambio de milenio– sacudieron a muchos países del subcontinente.
Argentina, Bolivia, Venezuela y Ecuador atravesaron períodos de al-
tísima conflictividad. El cuestionamiento al neoliberalismo en todos
los órdenes; la denuncia de las consecuencias de la privatización, el
endeudamiento y la dependencia a los organismos financieros inter-
nacionales actuó como marco del debate acerca del rol que cumplen
los medios sobre la subjetividad social y, más ampliamente, sobre los
modos de intervención estatal.
Un terreno que hasta el momento sólo era habitado por especialis-
tas, que muchas veces habían callado las consecuencias de la con-
centración mediática, ahora ganaba protagonismo y pasaba a ser
transitado por toda la sociedad. La rebelión de diciembre de 2001
en la Argentina, y sobre todo las manifestaciones contra el golpe de
Estado en Venezuela en 2002, pueden ubicarse como intersección
entre dos maneras de entender y valorar el lugar ocupado por las
grandes empresas mediáticas y su relación con las audiencias. Este
es nuestro punto de partida para reflexionar sobre lo mucho o poco
que pudimos avanzar en estos años.
El neopopulismo de mercado
Los años neoliberales vieron multiplicarse perspectivas cómodas para
la concentración: en lugar de preguntarse por quiénes son los dueños
de los medios y cuáles son sus intereses, se estableció una suerte de
relación igualitaria entre emisores y audiencias, haciendo énfasis en
la libertad de los consumidores culturales para resignificar los textos
mediáticos. La pregunta sobre la propiedad perdía relevancia en la
misma medida en que el mercado festejaba la soberanía del receptor.
Cualquier intento regulatorio era dejado de lado en nombre de esta
“libertad”, habilitando o profundizando la concentración en multime-
dios mientras el control remoto objetivaba un supuesto poder de elec-
ción al cambiar de canal.
El neopopulismo de mercado sigue siendo hoy el principal articu-
lador de la línea de argumentos de las clases dominantes para este y
otros asuntos, y tiene como base la idea de que el mercado es capaz
de autorregularse. Para que goce de buena salud, sostienen, sólo es
necesario garantizar la competencia. En la Argentina, el gobierno de
Mauricio Macri lo dejó bien claro cuando al asumir justificó la deroga-
ción parcial de la ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual
con la tesis de que debía terminarse “la guerra contra el periodismo”.
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