Page 121 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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se utiliza como excusa frente a cualquier reclamo. Esto repercute en
              la calidad de los medios, tanto de los públicos como de los privados,
              en la medida que ambos construyen un espectador sin capacidad de
              análisis, a quien se le entrega comida predigerida.
                No obstante, el período destaca la importancia de estados activos
              en la definición de políticas públicas para el sector, tanto desde la
              sanción de normativas que regulan el funcionamiento del sistema de
              medios como por la redimensión, aunque con limitaciones, de los
              medios públicos. Son importantes las medidas en favor de la reali-
              zación de contenidos digitales para cine y televisión, la democrati-
              zación en el acceso a financiamiento para nuevos prestadores y la
              apuesta que significa construir desde el Estado las plataformas de la
              TV digital. Todo esto en un contexto de convergencia tecnológica que
              cambia las maneras de producir, difundir y consumir información y
              entretenimiento, un sector de la economía muy dinámico y que se
              encuentra en permanente movimiento.

              La intervención desde las organizaciones populares
              En este marco hay que situar al actor que consideramos estratégi-
              co: los medios alternativos, populares, autogestionados o comuni-
              tarios. Estos vienen construyendo desde muy atrás, en el marco de
              una tradición que en Nuestra América lleva el tiempo de las luchas
              emancipatorias. En Argentina, confundidos en la categoría “sin fines
              de lucro”, los medios alternativos tienen reservado un 33 por ciento
              del espectro radioeléctrico, aunque su aplicación fue incompleta y en
              la actualidad sufren el ahogo financiero producto del ajuste macrista.
              La situación es tanto de fortaleza como de debilidad: fortaleza porque
              el sector ha logrado capitalizarse y profesionalizarse, debilidad por-
              que muy pocos han logrado la legalidad necesaria para desplegarse
              en el nuevo escenario.
                En Venezuela, los medios populares han logrado desarrollarse de-
              bido a un apoyo activo por parte del gobierno bolivariano, que creó
              una dirección especial que atiende al sector en su especificidad. Por
              eso constituyen un faro para los colectivos de comunicación popu-
              lar en América Latina. Sin embargo, cabe preguntarse por las tareas
              que estos medios asumen en tiempos de desestabilización. Frente
              a la hegemonía histórica de la TV comercial para modelar gustos y
              consumos culturales, el interrogante no es menor: Thierry Deronne,
              en un informe sobre el balance y futuro de la televisión comunitaria
              venezolana, explica que  “prácticamente no se ven, sin  contar que
              muchas de ellas están fuera del aire”. El mismo trabajo señala que el


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