Page 100 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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de esta tensión. La profundización de un modelo económico ba-
sado en la explotación de la tierra, y las movilizaciones de secto-
res populares en contra de estos modelos y sus políticas, indica
un punto central donde se evidencian las discusiones del modelo
económico en relación a un proyecto alternativo de nación.
A la vez, la dinámica de los movimientos sociales tiene sus parti-
cularidades en cada país. La dispersión y la fragmentación, sin em-
bargo, se constituyen en la principal dificultad, tanto en las expe-
riencias nacionales donde se dieron gobiernos progresistas como
en países donde debimos continuar en resistencia a una sostenida
ofensiva neoliberal. Tal vez aún nos esté faltando una lectura más
profunda de los gobiernos posneoliberales y sus enseñanzas, que
nos permita estar mejor prevenidos sobre la gran limitación que
implica un intento de gobierno (nacional o local) a contravía de los
intereses hegemónicos, pero a la vez atravesado por divisiones en
el campo popular y sin un fuerte proceso de movilización que lo
sostenga ante los embates de las élites conservadoras de siempre.
Colombia: solución política al conflicto
armado, la influencia del ciclo progresista
Desde hace algunos años, la búsqueda de una salida negociada al
conflicto social y armado en Colombia ocupa un lugar central en las
agendas populares, y también en ese plano la prioridad de la parti-
cipación social cobra una importancia vital, ante una reacción con-
servadora que boicotea cualquier paso de avance a favor del pueblo.
Por caso, el plebiscito sobre los acuerdos de La Habana (octubre de
2016) sufrió un revés alarmante: no logró involucrar a las mayorías
populares. La exclusión de las organizaciones y comunidades, y la fal-
ta de trabajo de base más sólido y extendido de parte de la izquierda,
sólo producen una ciudadanía escéptica que se aleja en millones de
las convocatorias y llamados desde la política, aun los que proponen
consolidar un proceso de paz.
Aun así, para la izquierda y el movimiento popular, una motivación
importante para la insistencia en la solución política tras décadas de
conflicto armado es el ejemplo que propusieron los gobiernos alter-
nativos de América Latina. La posibilidad certera de llevar a cabo
un gobierno transformador aún en los límites de la institucionalidad
dominante fue leída por la insurgencia colombiana como un aliento
para explorar, una vez más y a pesar de genocidios políticos padeci-
dos décadas atrás, la vía legal para el ejercicio político. Sin embargo,
los gobiernos progresistas hoy parecen estar dando un paso atrás,
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