Page 25 - Yo quiero ser como ellos
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Si los científicos recurren a la poesía cuando su lenguaje
críptico no pude explicar los fenómenos que estudian, también los
historiadores recurren a las metáforas cuando su decir científico
no es suficiente para nombrar o contar las acciones humanas. Es
el caso de Eduardo Blanco en su Venezuela Heroica, cuando nos
habla de la “legión infernal” o del “Centauro de los llanos”, una
forma de decir José Tomás Boves o de exaltar al legendario héroe
de Mucuritas y las Queseras del Medio, otro José Antonio, pero de
apellido Páez.
El gran poeta barinés Alberto Arvelo Torrealba, tan citado y
recitado por el Comandante Hugo Chávez Frías, en su poema dedicado
al Libertador, “Por aquí pasó”, recurre a la imagen del “huracán” en
el intento, casi vano, de darnos la dimensión histórica de Simón
Bolívar. Escribe o canta el autor de “Florentino y el Diablo”:
Por aquí pasó compadre
Hacia aquellos montes lejos
Por aquí vestido de humo
El huracán que iba ardiendo
Fue silbo de tierra libre
Entre su manta y su sueño
Para el poeta de los llanos profundos eso fue el Libertador:
un huracán, pero no sólo eso: el huracán, además, iba ardiendo. Era
viento desatado y fuego creador sobre la Venezuela decimonónica y
colonial que estaba decidida a ser libre. Empero, el gigante Simón
Bolívar no estaba solo: lo acompañaron y se le unieron otros
huracanes alimentados por un fuego sagrado y profundo: aquellos
hombres y mujeres que unidos hicieron posible la Independencia.
Si digo Independencia, nombró el primer gran objetivo histórico
que nos legara el Comandante Hugo Chávez Frías, en su Plan de la
Patria y en su Libro Azul.
Aquella pléyade de hombres y mujeres –Libertadoras
del Libertador como Manuelita Sáenz, Josefa Camejo, Luisa
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