Page 40 - Vida ejemplar de Simón Bolívar
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PADRE Y mAESTRO


                  No hay constancia alguna de que Simón Bolívar hubiese
               congregado jamás un grupo de jóvenes para enseñarles un arte o
               una ciencia. Ni siquiera de que revistiendo autoridad semejante
               a la paterna hubiese dado lecciones a alguno de sus sobrinos. La
               idea de Bolívar maestro parece extraña a su vida inquieta, a su
               corazón fogoso y a la misma incansable movilidad de su persona.
               Sin embargo, fue un maestro. El más grande que hayamos tenido.
               Y no solo con la enseñanza indirecta emanante de su vida y de su
               obra, que es fundamento de este librito. Bolívar tuvo la vocación
               del maestro. Lo fue en todas partes y en los más graves momentos.
               Lo fue con segura conciencia, queriendo enseñar y sabiendo muy
               bien qué enseñaba.
                  ¿Qué son muchos de sus mejores documentos sino verdaderas
               lecciones dadas a los pueblos, a los subalternos, a sus propios
               compañeros de armas? El Manifiesto de Cartagena es una lección
               sobre el arte de conducir las revoluciones. El Mensaje de Angos-
               tura, otra lección sobre el objeto del gobierno, sobre el arte de
               asegurar la justicia, la libertad, el bienestar y el natural desenvolvi-
               miento de los pueblos. Con esos y otros documentos suyos podría
               formarse una excelente compilación y bautizarla con el nombre
               de “Lecciones de un gran maestro”.
                  No debe sorprendernos que así sea. Los hombres de acción
               dejan, hasta sin percatarse, aun de modo involuntario, la ense-
               ñanza de sus vidas. Son maestros, mal de su grado. Bolívar fue
               más que un hombre de acción. Su voluntad, su actividad, estu-
               vieron subordinadas a una idea. Fue hombre de pensamiento y
               tuvo también la expresión. Tuvo el verbo. Ved reunidos en un
               solo hombre, el pensamiento claro y firme; la voluntad resuelta;
               la expresión neta, apasionada, flexible, coloreada, ajustada al
               momento y al objeto;  enérgica y severa unas veces, acariciadora,
                                                    ;
               persuasiva, otras; en todo caso precisa y concisa. Ved tales cuali-
               dades vigorizadas por el estudio y la experiencia; vedlas envueltas
               en el fino espíritu intuitivo del corazón humano, y en particular
               de aquellos a quienes se dirige. Ved iluminado ese conjunto por


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