Page 24 - Vida ejemplar de Simón Bolívar
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Vida ejemplar de Simón Bolívar

               impacientes. El nuevo gobierno considera indispensable asegu-
               rarse apoyo exterior. Se envía una misión a Londres con el fin de
               solicitar el apoyo de Inglaterra. Bolívar va con López Méndez y
               Andrés Bello. No obtienen todo lo que desean, pero dejan esta-
               blecidos vínculos que, más tarde, ejercerán su acción. Bolívar
               aprovecha la ida a Londres para atraer al viejo revolucionario
               Miranda, en quien está personificada la idea de la Independencia.
                  El ideal de la Independencia absoluta va ganando el fervor de
               los más notables hombres de la antigua Colonia. Se ha convocado
               un Congreso de las provincias para resolver asuntos de interés
               público. Se reúne el Congreso. Se discuten planes. Se crea la
               Sociedad Patriótica, cuerpo de acción audaz que mantiene encen-
               dido el interés público y promueve medidas revolucionarias.
               Bolívar es de los oradores exaltados. La Sociedad pide al Congreso
               que declare la Independencia. Bolívar es de los que defienden la
               demanda con verbo elocuente. El 5 de julio de 1811, el Congreso
               declara a Venezuela independiente de todo poder que no emane
               de ella misma.
                  Los partidarios de España y del rey reaccionan contra el
               partido revolucionario. El país se divide entre realistas y patriotas.
               Comienza la guerra civil, larga, porfiada, devastadora. Es la
               Guerra de Independencia.
                  Bolívar, quien por su calidad ha prestado servicios militares de
               plaza se alista, como otros tantos jóvenes patriotas, y presto recibe
               el bautismo de fuego, demostrando valor y arrojo. Los realistas
               obtienen algunas ventajas. La situación de los patriotas se agrava
               tremendamente por las consecuencias materiales y morales del
               terremoto de 1812. Es entonces cuando Bolívar, en las ruinas
               del templo de San Jacinto, profiere el extraordinario apóstrofe:
               “Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que
               nos obedezca”.
                  En la prosecución de la guerra, Miranda confía a Bolívar la plaza
               y el castillo de Puerto Cabello. Un oficial traidor entrega la forta-
               leza a los realistas. Bolívar defiende como puede la plaza, de
               los fuegos del castillo. Su tropa acaba por desbandarse, y la plaza
               queda en poder del enemigo. Desesperado, Bolívar comunica la
               noticia a Miranda. El Generalísimo dice: “Venezuela está herida
               en el corazón”.




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