Page 468 - Sencillamente Aquiles
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A UN PERRITO
                     QUE ME MORDIÓ ANTIER








                   Yo no practico, ¡oh perro!, la venganza,
                   pero en esta ocasión, a mi manera,
                   de Aquiles vengador la hiriente lanza
                   para puyarte a ti blandir quisiera,
                   pues colgajos creyéndolos de panza
                   o acaso medallones de ternera
                   anteayer tus diabólicos colmillos
                   clavar osaste, ¡oh perro!, en mis fondillos.

                   No es el dolor, ¡oh perro!, ni es la ira
                   ni tampoco el rencor lo que me impele
                   a que hoy tuerza las cuerdas de mi lira
                   y cual látigo usándolas te pele,
                   pues tu mordisco fue, si bien se mira
                   un mordisco trivial que ni me duele;
                   pero me duelen, sí, mis pantalones,
                   y en su nombre te escribo estos renglones.


                   Jamás varón alguno, que yo sepa,
                   de todos los que inscribe mi linaje,
                   ni aun cuando jugaban palmo y pepa,
                   rodeados de famélico perraje,
                   o enfrentaban, buscándose la arepa
                   perros de variadísimo pelaje,

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